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¿Qué tipos de productos de inversión existen?

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Ser inversor no es cosa de un día. Antes de empezar, hay varias tareas que cumplir. Establecer un perfil de inversión y aversión al riesgo, tener claros los objetivos que queremos conseguir, el horizonte temporal que nos proponemos para esos objetivos… Todos estos pasos previos sirven como preparación y concienciación del antiguo ahorrador para llegar a ser un buen inversor.

Este entrenamiento sirve para que sepamos qué tipo de producto se adapta a nosotros y a nuestras necesidades. Pero si aún eres un novato en materia de inversión, hoy te vamos a presentar los principales productos de inversión en los que puedes invertir tu dinero.

Renta variable: Acciones y Bolsa

Este tipo de producto financiero es uno de los más conocidos por la gente aunque no hayan invertido nunca porque, ¿Quién no ha oído hablar de las acciones? En efecto, cuando hablamos de renta variable hacemos referencia (entre otros activos) a las conocidas acciones que se compran y venden en la Bolsa.

La principal característica de la renta variable es que se desconoce la rentabilidad del activo, ya que su valor varía dependiendo de la situación del mercado y del comportamiento de la compañía de la que compramos las acciones. Esta incertidumbre tiene como consecuencia que la rentabilidad de la inversión y el retorno del dinero invertido no estén garantizados.

Así que asumimos más riesgo, puesto que el valor puede descender, pero también tenemos más posibilidades de obtener mejores rentabilidades que en otro tipo de productos. En esta categoría también podríamos incluir la inversión en divisas o materias primas.

Opera en las principales bolsas

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Renta fija: Bonos y obligaciones

Históricamente, este tipo de producto de inversión ha sido el preferido por los inversores más conservadores. ¿Por qué? Los activos de renta fija tienen como característica que ofrecen una rentabilidad fija sobre la inversión realizada, en un plazo de tiempo determinado.

Evidentemente, esto ofrece más seguridad para el inversor pero, como contrapartida, la rentabilidad ofrecida es menor respecto a otros productos de inversión como la renta variable, por ejemplo.

Ahora bien, la situación actual de la renta fija es complicada. Muchos emisores de deuda están ofreciendo rentabilidades negativas, con lo que las pérdidas al invertir están aseguradas.

Fondos de inversión: Diversificación del riesgo

Los fondos de inversión son Instituciones de Inversión Colectiva (IIC) que tienen como objetivo captar un determinado patrimonio de un número de inversores para después invertirlo en diferentes activos financieros que den un buen beneficio.

Al invertir en diferentes tipos de activos financieros, los fondos de inversión consiguen diversificar el riesgo, ya que si un activo no está ofreciendo un buen rendimiento, se puede compensar con otro. Además, gracias a esta diversidad, todos los tipos de inversores pueden encontrar un fondo de inversión que se adapte a ellos.

Por último, otra de las ventajas de los fondos de inversión es que son muy líquidos, lo que significa que si quieres recuperar tu dinero, podrás hacerlo de forma fácil.

Planes de pensiones: Ahorro para el futuro

A medio camino entre la inversión y el ahorro, los planes de pensiones son vehículos de inversión que están pensados para complementar la pensión de jubilación en el momento del retiro laboral.

Su funcionamiento es bastante parecido al de los fondos de inversión ya que invierten en diferentes activos financieros, ofreciendo diversificación y un rango amplio de perfiles de inversión. Además, ofrecen unas ventajas fiscales que otros tipos de productos de inversión no contemplan.

La principal diferencia (y posible pega) frente a los fondos de inversión es que los planes son ilíquidos, ya que no dejan recuperar tu dinero, como mínimo, hasta 10 años después de la primera aportación, a la hora de la jubilación o en algunos supuestos excepcionales o casos de contingencia.

Productos derivados: Inversión para expertos

Este tipo de productos de inversión empiezan a ser más complicados y están dirigidos para inversores experimentados, dada la complejidad que suponen. Los derivados son productos basados en la evolución de los precios de otro activo, que pasa a llamarse activo subyacente.

Dicho de otra forma, los derivados ofrecen una contratación a plazo en la que se establecen todos los detalles en el momento del acuerdo, mientras que la transacción real se produce en un momento futuro. Algunos tipos de derivados son los futuros, las opciones, los Warrants o los CFDs.

Los activos subyacentes sobre los que se negocian pueden ser desde acciones hasta materias primas o índices.

Gestión pasiva: Confianza en el mercado

La gestión pasiva pone el foco de su estrategia de inversión en la eficiencia del mercado frente a las decisiones que pueda tomar el gestor de un fondo de inversión para superar el mercado.

Hay dos tipos principales de productos de gestión pasiva: el primero son los fondos de inversión indexados, que intentan replicar el comportamiento de un índice sobre el que se basa; el segundo son los ETFs, también llamados fondos cotizados, que son grupos de activos financieros de un índice, divisas, materias primas o incluso sectores que cotizan como acciones.

La parte positiva de la gestión pasiva es que reduce los gastos de gestión y diversifica tu inversión. Sin embargo, la parte negativa es que da poco tiempo de respuesta al inversor si el mercado cae y al invertir en un índice, materia, o sector concreto, la diversificación es menor si se compara con un fondo de diferentes activos financieros.

Inversión alternativa: Una forma diferente de inversión

Este tipo de productos se alejan de todos los activos financieros que hemos visto hasta ahora, que llamaremos inversión tradicional, para invertir en otro tipo de productos que no encontramos en los mercados financieros.

El objetivo que busca la inversión alternativa es desligarse de estos mercados sin por ello renunciar a rentabilidades interesantes. Eso sí, la inversión tradicional y la alternativa no son incompatibles, sino todo lo contrario, puesto que hay algunos fondos de inversión que dedican parte de su patrimonio a este tipo de activos.

Algunos ejemplos de inversión alternativa serían la inversión inmobiliaria, la compra de arte o el Private Equity.

Estos son los principales tipos de productos de inversión existentes. Una amplia gama en la que encontrar la inversión idónea para destinar nuestros ahorros y sacar un buen rendimiento de ellos. Ahora bien, entendemos que pueda ser abrumador, es una buena cantidad de opciones e información en la que perderse, ya hemos dicho que no es fácil.

Pero porque aprender solo puede ser difícil. Por ello, si estás comenzando (o si quieres mejorar tus objetivos), la mejor forma de hacerlo es contando con un asesor financiero de confianza que te guíe en el camino hacia la inversión. Así evitarás posibles sustos y contarás con alguien que te ayude a tomar las decisiones con conciencia.

Habla con un experto

En Renta 4 Banco sabemos lo importante que es la información en momentos de tanta volatilidad. Siendo fieles a una filosofía slow finance es importante actuar reflexivamente pero con decisión para controlar el riesgo según tus objetivos a medio plazo. Habla con tu asesor para que te ayude a determinar la forma más apropiada de actuar.

Te recordamos que en Renta 4 Banco estamos a tu disposición para evaluar tus inversiones y controlar los riesgos, y especialmente en los momentos de incertidumbre.

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