Los bonos son títulos de renta fija de diferentes tipos de duración que pueden ser públicos o privados dependiendo de la entidad que los emita.
Los bonos corporativos, también conocidos como bonos privados, son emitidos por empresas generalmente con el fin de financiar algún tipo de adquisición o fusión o sus propios costes de crecimiento.
Por su parte, los bonos públicos son emitidos por el Estado o por otro tipo de entidad pública.
En las próximas líneas vamos a contarte todo lo que necesitas saber acerca de los bonos corporativos, sus características y qué ventajas conllevan.
Características de los bonos corporativos
Los bonos corporativos funcionan del mismo modo que el resto, con el componente esencial de que son emitidos por empresas privadas.
Las empresas los utilizan como instrumentos de deuda con el fin de financiar proyectos a largo plazo o cumplir con ciertos compromisos financieros.
El valor nominal de los bonos corporativos se expresa en la divisa en la que sean emitidos y su plazo de emisión debe ser siempre superior a un año.
Ventajas de los bonos corporativos
Los bonos corporativos ofrecen una serie de ventajas a tener en cuenta. Las más importantes son las siguientes:
- Previsión: Sus titulares conocen el dinero que recibirán por sus intereses.
- Rentabilidad: Son más rentables que los bonos públicos o bonos del Estado, ya que ofrecen un interés periódico superior. Del mismo modo, conllevan un nivel de riesgo mayor al de estos últimos.
- Liquidez: Muchos de estos bonos se negocian en el mercado secundario. Esto da la posibilidad a los inversores de comprar y vender activos una vez ya hayan sido emitidos.
- Diversidad: El abanico de opciones a escoger es extensísimo.
- Menor nivel de riesgo respecto a las acciones de una empresa.
- En el caso de que la empresa se declarara en quiebra, los inversores de este tipo de bonos pasarían a ser acreedores, siendo los primeros en cobrar y teniendo más posibilidades en recuperar parte de su inversión.
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Cómo funcionan los bonos corporativos
Como comentábamos con anterioridad, las compañías emiten bonos privados o corporativos motivadas por una necesidad de financiación o de adquisición de capital. Básicamente, la empresa se compromete a realizar un pago de intereses periódicos a los inversores a cambio de su inversión.
Son inversiones a medio y largo plazo. Existen ciertos bonos a cinco años, pero la mayoría son de entre cinco y doce años o de más de doce años.
Cuanto mayor es el plazo de vencimiento, generalmente mayor es la rentabilidad, pero al mismo tiempo, también lo es el riesgo de la inversión. El motivo es muy sencillo, a mayor periodo de tiempo, más posibilidades de que cualquier factor negativo afecte a la salud financiera de la empresa emisora y, por consiguiente, a su capacidad para hacer frente a la devolución de la inversión, incluyendo sus intereses.
Una vez llega el plazo de vencimiento del bono, el dinero invertido es reembolsado al inversor.
¿Cuál es la diferencia entre los bonos corporativos y los bonos del Estado?
Tal y como veíamos al inicio del post, la principal diferencia entre los bonos del Estado (públicos) y los bonos corporativos (privados) es el carácter de su entidad de emisión. Si bien los primeros son emitidos por el propio Estado, en el caso de los bonos corporativos, su emisión se lleva a cabo por empresas privadas.
Sin embargo, esta no es su única diferencia. Los bonos del Estado son inversiones que conllevan un menor riesgo, pero también un menor grado de rentabilidad que los bonos corporativos.
Otra clasificación de los tipos de bonos
Además de en función de su emisor, los bonos pueden clasificarse dependiendo del modo en que se pagan sus intereses. En este sentido, hablamos de tres tipos de bonos diferentes:
- Bonos con cupón fijo: En este tipo de bonos el inversor recibe periódicamente un interés fijo. Por ejemplo, un 7% anual sobre el valor nominal. Se trata del tipo de bonos más habituales.
- Bonos con cupón cero: En este caso no existe el pago de un cupón periódico asociado al bono. En lugar de esto, el inversor adquiere el bono con un precio inferior al nominal y en el momento de su vencimiento, recibe el precio equivalente al valor nominal del bono.
- Bonos con cupón flotante: Con la adquisición de este tipo de bonos, el inversor recibe un cupón de forma periódica, pero no se trata de un porcentaje fijo, sino que evoluciona con base en algún indicador externo, como puede ser el euríbor.
Como has podido observar, los bonos corporativos son un producto de inversión interesante. Se trata de un instrumento financiero de gran valor para las empresas y es importante tener en cuenta que si bien ofrecen un mayor nivel de rentabilidad que los bonos del Estado, también su riesgo es mayor.
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