Una de las principales barreras de entrada, a la hora de invertir nuestros ahorros es el miedo a perderlos. La simple imagen de ver cómo vuela de un plumazo todo lo que habíamos guardado tras años de trabajo es algo que quita el sueño a cualquiera. Eso, unido a que la mayoría de productos de inversión empiezan a dar sus frutos a medio y largo plazo se convierten en los principales obstáculos que se encuentra un ahorrador para lanzarse a la piscina de la inversión.
Pero… ¿y si os dijésemos que puede ser fácil obtener rentabilidad a corto plazo?
Sabemos que de primeras puede resultar difícil depositar nuestro dinero sin tener una certeza clara de cuándo nos va a ofrecer ganancias. Sin embargo, hay diferentes tipos de inversión con los que podemos conseguir liquidez a corto plazo. Gracias a ellos podemos empezar a perder el miedo y pasar nuestro dinero de productos casi sin rentabilidad, a otros que nos ofrezcan un mayor beneficio. Por eso hoy os vamos a hablar de la inversión en dividendos.
¿Qué es un dividendo? ¡La rentabilidad a corto plazo existe!
Seguro que alguna vez os habéis preguntado qué hacen las compañías con todo el dinero que ganan en un año. ¿Lo reparten o lo vuelven a invertir? Al cierre de cada año fiscal, las empresas echan un vistazo a cuánto dinero han ingresado, cuántos impuestos han pagado y cuánto han ganado finalmente. Este último dato sería el beneficio neto (si han ido bien las cosas, claro).
RECUERDA
Recuerda, cuando posees una acción ya eres dueño de una parte de la empresa, sea Apple o Desatranques Jaén.
Si has elegido sabiamente y tienes acciones de una compañía que ha obtenido beneficio, probablemente recibirás un dividendo por cada acción que poseas. Es decir, los dividendos son el beneficio obtenido por la empresa, repartido en cada título de ésta. Su pago se aprueba en la Junta General de Accionistas, donde se decidirá si el beneficio se destina a bonificar a los accionistas y de qué modo, o si se reinvertirá en la compañía.
La rentabilidad por dividendo es la relación directa entre el dinero que has invertido y el que obtienes
Ejemplo práctico: Si una empresa reparte un dividendo de 0,05 euros por acción y la acción la compras a 1 euro, la RPD es del 5%.
El Top 4 de empresas del Ibex que ofrecerán mayor Rentabilidad por Dividendo en 2018*
- MEDIASET ESPAÑA
- ENDESA
- ENAGÁS
- REPSOL
Tipos de dividendos: Dividendo tradicional y Scrip Dividend
Como podéis deducir del párrafo anterior, no existe solo un tipo de dividendo. Dependiendo de los intereses de la entidad que lo reparte, podremos percibir este abono de diferentes formas:
Scrip Dividend o dividendo flexible
Sustituye el pago en efectivo por un número de derechos que dan opción a nuevas acciones. En este caso, el propietario puede vender estos derechos en el mercado para obtener efectivo o puede quedarse con ellos y conseguir nuevos títulos de la empresa.
Dividendo tradicional
Este tipo de reparto consiste en dividir el beneficio efectivo de la empresa entre todos sus títulos. Hay que tener en cuenta si la cantidad aparece en bruto (más alta y sin descontar el IRPF) o en neto (más baja y la cantidad real que vamos a recibir).
Cabe destacar que en el terreno del dividendo tradicional, tenemos que diferenciar unos pequeños subtipos que vienen a explicar cómo serán repartidos:
Dividendo ordinario
El pago más usual dentro del dividendo tradicional y que se realiza a cargo de los beneficios generados en el ejercicio. Por norma general no se reparte en una única vez, sino que se divide en dos:
- A cuenta: retribución que se entrega a los accionistas como anticipo a los resultados finales esperados.
- Complementario: pago añadido al dividendo a cuenta y que completa el total entregado por la compañía tras sus resultados anuales.
Dividendo extraordinario
Este tipo de remuneración es consecuencia de un impacto positivo no recurrente en la compañía, como puede ser la venta de una filial o de inmuebles que no se utilizan.
El arte de llegar justo a tiempo: Cómo obtener la máxima rentabilidad con los dividendos
Como podéis imaginar, las empresas no están repartiendo día sí y día también dividendos, ya que eso resultaría prácticamente imposible. La mayoría de compañías aprovechan los meses de verano y los meses de invierno para premiar la confianza de sus inversores. Así, este tipo de pago se puede convertir en unas nuevas “pagas extras” que le sentarán divinamente a tus bolsillos.
Ahora bien, con los dividendos hay que tener en cuenta siempre la fecha ex dividendo, que marca el día a partir del cual la acción cotiza sin derecho a percibir este abono.
Por poner un ejemplo práctico, si quisieras obtener el dividendo de Acciona, con fecha ex dividendo el 22 de junio, si comprases este título el día siguiente (23 de junio), perderías el derecho al pago. También conviene tener presente que la fecha ex dividendo no coincide con la fecha de pago, que es posterior.
Consultar el calendario de ex dividendos en la Bolsa de Madrid
Suena muy bien pero… ¿eso significa que voy a tener que invertir en Bolsa para poder optar a los dividendos?
En efecto, poder optar a dividendos significa que vas a tener que comprar acciones en el mercado bursátil. Pero no te preocupes, no hace falta que tengas que estar enterado de todos los movimientos de las compañías en las que quieres invertir. Hay productos financieros pensados para gente que quiere obtener rentabilidad de los dividendos, así como equipos de gestión especializados.
Los dividendos son una buena forma de inversión, ya que te ofrecen el rendimiento de tu dinero en un corto plazo de tiempo. Por otro lado, la parte negativa es que los beneficios que ofrece son menores que otros tipos de productos más arriesgados y que a la hora del pago del dividendo, este se descuenta de la cotización de la acción. Sin embargo, los dividendos se convierten en una forma ideal de empezar a sacarle partido a tus ahorros y perderle el miedo a la inversión.
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