Te despiertas una mañana de domingo. Son las 10:45 y hoy te espera un gran día.
Después de lavarte la cara, te dispones a prepararte un desayuno de campeonato. Abres la nevera y encuentras un bote de mayonesa en las últimas, un limón seco partido por la mitad y un brick de leche semi-vacío. Pero eso no te va a echar para atrás y te calzas para comprar el mejor pan multicereales de la panadería y quizás algún cruasán o una palmera de chocolate para alegrarte un poco la mañana.
Cuando ya estás vestido para salir a la calle, miras por la ventana y ves que están cayendo chuzos de punta, con la acera llena de charcos. En ese momento tu ilusión se va a pique y decides meterte en la cama y hacerte un gurruño mientras pones Everybody hearts de R.E.M. en bucle. Hoy va a ser uno de esos domingos tristes… ¿pero acaso es eso algo malo?
¿Por qué nos sentimos tristes?
Ahora mismo puede que estés pensando: “pues claro que es malo, cuando uno está triste no se encuentra nada bien”. Vale, entendemos ese punto de vista. Sin embargo, vamos a analizar un poco a la tristeza. Según el psicólogo estadounidense Paul Ekman, el ser humano experimenta seis emociones básicas, que sirven como base para desarrollar otras más complejas. Estas serían:
Esto significa que la tristeza sería uno de los pilares fundamentales en la mente de las personas. Por tanto, debemos tomarnos la tristeza como algo natural y no necesariamente malo. Al fin y al cabo, los sentimientos de tristeza son reacciones a momentos de dolor emocional y se manifiesta de diferentes formas: falta de apetito, llanto, desmotivación…
Bueno, hasta el momento parece imposible sacar algo positivo de la tristeza. Pero, ¿te has preguntado alguna entonces de qué sirve estar triste?
El camino hacia la felicidad
Bueno, para empezar digamos que forma parte de nuestro instinto de supervivencia. La tristeza no deja de ser es el alter-ego de la felicidad, y sirve como balanza para hacernos reaccionar ante las adversidades.
Al igual que las demás emociones de las que hemos hablado anteriormente, la tristeza nos ayuda a tomar decisiones y adaptarnos a la realidad cuando esta es menos agradable con nosotros. Además, la tristeza nos sirve para ensimismarnos, tomar conciencia de nosotros mismos y nuestras situaciones y analizarlas.
Quizás estos procesos puedan parecer técnicos, pero párate a pensarlo, ¿nunca has hecho algo o tomado una decisión con el objetivo de dejar de estar triste?
DATO CURIOSO
El psicólogo Joe Forgas concluyó a través de test analíticos que aquellas personas que están tristes tienen una mayor recepción y retención de lo que ocurre a su alrededor, mejorando así su memoria.
Pues bien, esto es resultado de todos estos procesos, un mecanismo de defensa que nos ayuda a pasar página en los malos momentos. Otro ejemplo perfecto de cómo nos ayuda la tristeza lo encontramos en su máxima expresión: el llanto. Asociamos llorar a la debilidad, pero es un proceso normal en los momentos de tristeza y, además es beneficioso para la salud. Al llorar se libera adrenalina y noradreanlina, lo que produce una sensación de desahogo y tranquilidad que nos hace sentir mejor posteriormente.
A tener en cuenta: No confundir tristeza con depresión
Como ya hemos comentado, sentir tristeza en determinados momentos no es nada malo y, es más, beneficioso para nosotros si sabemos cómo gestionarlo. Sin embargo, si la sensación de tristeza es constante, hablamos de depresión y aquí sí que debemos preocuparnos.
Por tanto, la tristeza sirve como trampolín desde los momentos dolorosos por los que todos pasamos hasta la recuperación de la felicidad. Puede ser difícil, pero la mejor forma de superarlo es identificar cuándo nos sentimos tristes y, sobre todo, permitírnoslo sin pensar por ello que es un signo de debilidad o es malo. Y tomar cartas en el asunto, por supuesto.
Así pues, sí, la tristeza es dolorosa y nos hace pasar mal por algunos momentos. Sin embargo, ese rechazo que nos provoca y nos ayuda a abandonarla es lo que nos hace avanzar en los malos momentos y en las adversidades.