¡No llego a final de mes!”, “¡Estoy llena de deudas!” o, peor aún, “Estoy a punto de jubilarme y no me va a llegar con la pensión”. Estas son frases que todos hemos escuchado o pronunciado en alguna ocasión, pero ninguna de ellas es positiva, ya que significa que detrás hay una mala planificación.
Vamos a ver aquí en qué consiste la planificación financiera, por qué me va a ser muy útil a lo largo de la vida y los pasos que debo seguir para lograr organizar mi dinero y conseguir terminar el mes con saldo en la cuenta del banco, evitar el sobreendeudamiento o acceder a la jubilación con un bienestar económico adecuado.
Lo primero es lo primero: ¿qué es la planificación financiera personal? Entendemos que es el conjunto de decisiones que tomamos sobre nuestros ingresos y gastos con el fin de cubrir necesidades financieras actuales y, muy importante, las futuras. Esa planificación nos permite, además, controlar los imprevistos que se presenten para no poner en riesgo la consecución de los objetivos planteados.
Estos son los cuatro pasos básicos:
1. Radiografía de tu situación financiera: ingresos y gastos
Nada mejor que conocer cuál es la situación de tus finanzas para empezar a fijar objetivos y tomar decisiones para alcanzarlos. Para ello, coge un bolígrafo y una libreta, abre una hoja de Excel o una app del móvil. Lo que prefieras, pero que te permita apuntar los ingresos con los que cuentas actualmente y, uno a uno, los gastos fijos y variables más habituales que estás afrontando. Mejor aún si anotas las cifras de los últimos 12 meses. Así el análisis será más completo.
Suma los ingresos por un lado y los gastos por el otro y contrástalos. ¿Cuál de las dos columnas es más abultada? Si lo que ganas supera lo que gastas, vas por el buen camino para ahorrar y cumplir tus objetivos económicos.
2. Fija tus objetivos personales y establece plazos
Ninguna persona es igual a otra y lo que para una es absolutamente imprescindible para otra es totalmente baladí. Tampoco las necesidades son las mismas en las diferentes etapas de nuestra vida.
¿Tienes en mente algún viaje próximamente? ¿Cuántos años de buen funcionamiento le quedan a tu coche? ¿Prevés tener familia? ¿Vivirás en una casa en un pueblo o de alquiler en pleno centro de la ciudad? ¿Qué tipo de educación quieres para tus hijos? ¿Esperas mantener tu nivel de vida cuando te jubiles o asumes que este será menor? Para planificar tus finanzas, debes tener respuesta para estas y otras muchas preguntas, ya que necesitarás más o menos dinero según cuáles sean tus expectativas o tus posibilidades.
Por eso, establece tus propios objetivos personales, cuantifica su coste y fija el horizonte temporal en el que quieres o necesitas cumplirlos. Por ejemplo, pintar la casa (unos 2.000 euros) el año que viene; que mi hija estudie un curso en el extranjero (unos 40.000 euros) antes de acceder a la Universidad o llegar a la jubilación, dentro de 30 años, con un ahorro de más de 100.000 euros.
Realizar simulación de planificación financiera
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3. Elabora un presupuesto realista
Una vez fijados tus objetivos financieros, hay que planificar cómo los puedo cumplir y reflexionar sobre si son realistas para mi economía personal o están fuera de mi alcance. Y aquí te hacemos spoiler: solo lo lograrás mediante ahorro e inversión.
Llega el momento de elaborar un presupuesto a partir de esa hoja de Excel -app o libreta de notas- que habíamos rellenado con nuestros ingresos y gastos, y examinar qué partidas debo modificar, eliminar o añadir para contar con la capacidad de ahorro necesaria para alcanzar mis propósitos.
Analiza, por ejemplo, los consumos fijos para ver la manera de reducirlos si es necesario y fíjate como objetivo rebajar también los gastos variables. ¿Y los ingresos? Si es preciso piensa en fórmulas para aumentar lo que ganas. No solo tu sueldo irá aumentando a medida que adquieras experiencia y mejores tu posición laboral, también cabe la posibilidad de que la declaración de la renta anual salga a devolver, cuentes con un inmueble para alquilar o que las inversiones que hayas realizado logren rentabilidad.
En cualquier caso, la mejor fórmula para ir haciendo hucha es el preahorro. Es decir, reservar a principios de mes la cantidad fija que hayas decidido para así adaptar tus gasto al dinero restante.
4. Supervisión continua y corrección de desviaciones
El último paso tiene que ver con la constancia y la seriedad. Hagamos lo mismo que las empresas: revisar el presupuesto que nos habíamos marcado y detectar desviaciones, a favor y en contra, y hacer los ajustes necesarios. Nadie está al margen de gastos imprevistos a corto plazo que se lleven parte de nuestro ahorro (se rompe la lavadora, un viaje más caro de lo estimado, una situación de desempleo, un tratamiento médico inaplazable, etc.), pero el gran error que debemos evitar en la gestión de una planificación financiera correcta es desviar fondos de objetivos alejados en el tiempo para cumplir objetivos de menor plazo.
La buena noticia es que a lo largo de los años no solo nos encontraremos con gastos no previstos inicialmente, sino que también nos toparemos con fases de mayor comodidad financiera, por ejemplo, tras un ascenso laboral que conlleve un aumento de sueldo o una herencia no esperada.
Mejorar tu planificación financiera personal
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En Renta 4 Banco sabemos lo importante que es la información en momentos de tanta volatilidad. Siendo fieles a una filosofía slow finance es importante actuar reflexivamente pero con decisión para controlar el riesgo según tus objetivos a medio plazo. Habla con tu asesor para que te ayude a determinar la forma más apropiada de actuar.
Te recordamos que en Renta 4 Banco estamos a tu disposición para evaluar tus inversiones y controlar los riesgos, y especialmente en los momentos de incertidumbre.