Todos queremos poder llegar a final de mes sin ahogos y vivir el día a día con ingresos suficientes como para cubrir todos nuestros gastos. Sin embargo, y aquí va una obviedad, no siempre es posible. Hay fases de ‘vacas flacas’ o en las que es necesario aumentar el nivel de ahorro.
Si este es tu caso y debes recortar gastos innecesarios para mejorar tus finanzas, aquí van unas claves para conseguirlo y disfrutar de las ventajas de controlar este tipo de gastos.
¿Qué son los gastos innecesarios?
Pues la respuesta más sencilla sería que todos aquellos que no son imprescindibles para vivir, pero no es tan sencillo, ya que cada persona tiene sus circunstancias y lo que para uno es irrenunciable, para otro es absolutamente prescindible.
Así que, para identificarlos, lo primero es revisar todos los consumos y establecer prioridades para diferenciar entre gastos fijos y variables. Entre los primeros hay recurrentes como el alquiler, la hipoteca, el pago del préstamos para el coche o el contrato de telefonía. Entre los gastos variables, cuya cuantía oscila mes a mes, tenemos el transporte, la gasolina, la alimentación o la ropa. Algunos de estos gastos son realmente imprescindibles, mientras que otros los hacemos por ocio o placer… pero eso también es necesario.
Hay que dar un paso más para identificar los gastos que son innecesarios, aunque no siempre seamos conscientes de su existencia y del efecto que provocan en nuestra salud financiera. Te damos una pista: la mayor parte de gastos innecesarios se encuentran entre los variables.
Gastos innecesarios más comunes
Los gastos no esenciales, y por lo tanto innecesarios, son aquellos que dependen de nuestro estilo de vida o costumbres y normalmente no requieren que se hagan todos los meses. Estos extras pueden ser desde asumir más actividades de ocio de las razonables, a la compra de ropa de marca mucho más cara, comer en restaurantes pudiendo hacerlo en casa o pagar por servicios que realmente no utilizamos.
Si haces el ejercicio de planificar un presupuesto mensual es sumamente sencillo darse cuenta de qué gastos son extras y qué servicios pagas pero realmente no aprovechas o te cuestan demasiado dinero. ¿Gastas todos los megas que te ofrece tu compañía de internet o te sobran a final de mes? ¿Te da tiempo a utilizar todas las plataformas de streaming o prescindirías de alguna? ¿No habrá una tarifa de electricidad más barata? ¿Pagas un seguro con prestaciones que no te interesan?
También tenemos que hablar de los llamados gastos hormiga, pequeños consumos que individualmente no significan mucho dinero pero que, sumados al mes o al año, suponen una partida importante que podríamos destinar a otras necesidades, por ejemplo, al ahorro o la inversión. Hablamos del café diario en el bar, el billete de autobús para trayectos cortos, propinas cuando el servicio ya está incluido, etc.
Cómo reducir y evitar gastos innecesarios
Identificarlos y ser consciente de su existencia
La mejor forma de eliminar los gastos innecesarios es reconocerlos y así ser consciente de su existencia. Pero es cierto que para ello es imprescindible diferenciar claramente entre lo que necesitas y lo que quieres. Por ejemplo, si una compra resuelve una necesidad específica o sirve para reemplazar un producto anterior deteriorado, lo consideraremos necesario. Si no cubre un servicio o no lo mejora claramente, hablaríamos de un capricho o gasto innecesario.
Evitar las compras compulsivas
Un truco para valorar esa necesidad es darse un plazo de tiempo para recapacitar y evitar las compras que se hacen en el momento. Si pasados varios días lo he echado en falta o lo sigo necesitando, tendré razones para afrontar el desembolso. Si, por el contrario, ni me he acordado de ese producto o servicio… habré evitado hacer ese gasto. Una opción intermedia sería que lo necesite pero que sea una compra que puede esperar. Si es así, organízate para contemplar ese gasto en tu presupuesto del mes siguiente, si es posible.
Ahorrar en los consumos más básicos
Ni que decir tiene que también se puede dejar de gastar ahorrando en los consumos más básicos: no encender la luz durante el día, no dejar correr el agua antes de entrar en la ducha, desenchufar los aparatos eléctricos si no se están usando o reducir la capacidad de la cisterna del inodoro.
Eliminando este tipo de gastos innecesarios, verás como tus finanzas mejoran y dices adiós a los agobios de final de mes.
Cómo controlar tus gastos mensuales
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