Cuando uno piensa en invertir, piensa en la Bolsa. Ese edificio con parqué en el suelo en el que la gente compra y vende acciones.
Evidentemente, esto es una versión muy reducida de lo que es la Bolsa, mucho más aún, de lo que son los mercados bursátiles. Pero ¿Cómo hemos pasado de los mercados en los que se comerciaba con mercancías de viva voz a operaciones que en milésimas de segundos mueven millones? Hoy en nuestro blog vamos a hacer un repaso histórico sobre el surgimiento de los mercados bursátiles y la Bolsa.
Invierte en todos los mercados
Antecedentes de la Bolsa
Para encontrar los primeros antecedentes de la Bolsa, tenemos que retroceder hasta el siglo XII, en las lonjas surgidas en Europa. Estos lugares eran donde mercaderes y comerciantes se encontraban para la compra/venta de todo tipo de materias. Un poco más tarde, en el siglo XII, los mercaderes de Venecia comenzaron a operar con bonos de deuda pública, una práctica que en los siguientes años empezó a extenderse a las regiones de Pisa, Verona, Génova y Florencia.
¿SABÍAS QUE?
El término de Bolsa proviene de un edificio que pertenecía a la familia Van der Buërse, en Brujas. En la fachada de este edificio, frente a la cual se realizaban transacciones comerciales, se encontraban esculpido el escudo de la familia. Este contenía tres bolsas que darían nombre al mercado bursátil que todos conocemos
Con el paso de los años, estas prácticas fueron adentrándose poco a poco en el interior del continente hasta asentarse finalmente en el siglo XIV en Bélgica, en las ciudades de Brujas y Amberes. Sin embargo, no sería hasta el año 1602 el momento en el que se creó la primera bolsa oficial de valores: la Bolsa de Ámsterdam. La aparición de este nuevo mercado financiero estuvo impulsado por la composición de La Compañía Británica de las Indias Orientales en 1600.
Considerada como la primera sociedad anónima del mundo, se encargaba de navegar hasta Oriente en busca de riquezas. El principal riesgo de esta empresa era la posible pérdida de las mercancías por la dificultad de los viajes o los ataques pirata. Por ello, los inversores en vez de destinar todo su dinero a una expedición, podrían comprar acciones de diferentes compañías y diversificar su riesgo. Al ver que era un modelo de negocio muy interesante, este tipo de compañías se fueron extendiendo a lo largo de Europa, hasta que en 1602 se creó la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, cuyas acciones solo se podían vender en la Bolsa de Ámsterdam.
Evolución hasta las bolsas actuales
A pesar de la creación de la primera Bolsa en Holanda, el intercambio de valores de compañías en general era un poco caótico y rudimentario. Por ejemplo, a finales del siglo XVII en Londres (que posteriormente se convertiría en el centro neurálgico de los mercados bursátiles de Europa) el comercio de valores se llevaba a cabo en un pequeño callejón de la ciudad, que pasó a llamarse “Change alley”. Año tras año el callejón fue creciendo y masificándose, pero no sería hasta 1801 que la compraventa de acciones se trasladó a la “habitación de subscripción de valores” y se creó la primera regulación sobre este mercado, marcando lo que sería el germen de la Bolsa de Londres tal y como la conocemos.
Royal Exchange de Londres
A pesar de que la Bolsa de Ámsterdam es considerada la primera Bolsa, en Reino Unido se inauguraba la Royal Exchange de Londres en 1570. Sin embargo, los corredores no podían entrar en el establecimiento, por lo que realizaban las compraventas en otros lugares, como el Jonathan’s Coffe-House o el Exchange Alley.
Mientras tanto, con el paso de los años llegó la Revolución Industrial, convirtiendo a la industria en el principal motor de la economía del momento. Así, comenzaron a surgir compañías con necesidades de nuevo capital vital para el desarrollo de la nueva industria. Este crecimiento que buscaba nuevas fuentes de dinero expandió las bolsas a otros países y se fundaron nuevos parqués como el de París en 1794 o Tokio casi un siglo después, en 1878.
Sin embargo, si hay alguna creación de Bolsa que haya que destacar en este periodo, sería la de la Bolsa de Nueva York. Su origen tuvo lugar en 1817, momento en el que varios corredores de bolsa se organizaron y formaron el “New York Stock and Exchange Board”, para controlar el flujo de acciones que se negociaba en Wall Street. Finalmente, en 1863 pasaría a llamarse “New York Stock Exchange» (NYSE) y gracias al crecimiento acelerado del país norteamericano, unido al fin de la Guerra de Secesión, terminó desbancando al mercado londinense y convirtiéndose en el eje central de los mercados bursátiles.
¿Cuándo apareció la Bolsa en España?
En España la historia tampoco fue muy diferente. El primer germen bursátil que apareció en España fue en el año 1809, en plena Guerra de Independencia y con José Bonaparte como Rey de España. Fue él quien decidió crear la primera Bolsa de Comercio, en Madrid. Sin embargo, debido al conflicto bélico y la situación del monarca no llegó a ponerse en marcha hasta 1831, con Fernando VII como nuevo rey, tras la aprobación de la Ley de Creación y Organización de la Bolsa de Madrid.
Durante los siguientes años se negociaron principalmente valores mineros, bancarios y ferrocarriles, además de bonos del Estado. Con el paso de los años el parqué madrileño fue aumentando su importancia, capeando crisis como la Primera Guerra Mundial y el Crack del 29, aunque con el estallido de la Guerra Civil suspendería su actividad. Tras el conflicto, volvió a abrir y a partir de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (1986) creció de forma acelerada gracias a la inyección de inversión extranjera.
Fruto de esta expansión, en 1988 se publica la Ley del Mercado de Valores y se crea la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), mientras que a finales de 1989 se funda el FIEX-35, que dos años más tarde (14 de enero de 1992) pasaría a llamarse IBEX 35.
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