Llegas a casa después de un duro día. Al sentarte en el sofá, notas un tirón terrible en la espalda. Lo que te faltaba, te pasas todo el día trabajando y encima al llegar a casa tienes que irte directo a la cama sin ver tu serie favorita. Lo peor es que no has hecho ningún tipo de ejercicio o has cargado con nada que te haya podido provocar ese dolor en la zona lumbar. Pero párate a pensar un momento: ¿cuántas horas te pasas sentado a lo largo del día?
Entre el trabajo, los viajes en transporte público o coche, sentarte un rato a tomar algo o simplemente a ver la tele… Al final es fácil que pases casi la mitad del día apoyado en tu espalda sin que te des cuenta. Como te podrás imaginar, eso tampoco es muy bueno. Sin embargo, hay muchas formas de revertir esta situación, empezando por el trabajo. Hoy os vamos a explicar algunas formas de evitar las lesiones en la espalda y cuáles son los errores más frecuentes.
¿Por qué nos duele la espalda?
Normalmente, no hay una única razón que hace que nos duela la espalda, ya sea la zona lumbar u otra parte del cuerpo. Suelen ser una serie de malos hábitos y vicios que vamos adquiriendo a lo largo del tiempo y que, aunque al principio no nos molestan, poco a poco van haciendo mella hasta convertirse en algo más grave. Por ello, la mejor forma de empezar es identificar cuáles son estos malos hábitos para luego ver las soluciones que podemos darles.
Uno de estos desencadenantes del dolor de espalda es mantener una postura durante mucho tiempo. El cuerpo no está hecho para pasarse ocho horas (o más) sentado, por lo que ya solo el simple hecho de estar sentado tanto tiempo es perjudicial. Si a eso le añadimos que lo hacemos día tras día, la situación empeora.
Y no solo eso, sino que también cometemos otros vicios contraproducentes para nuestro cuerpo. Por ejemplo, ¿eres de los que cruzas las piernas o se sienta al borde de la silla? ¿A medida que transcurre la jornada te vas escurriendo hasta casi tumbarte? Si es así tenemos malas noticias para ti… Parece que el futuro de nuestras espaldas no es muy prometedor.
Por otro lado, nuestra postura no es la única forma con la que podemos conseguir lesionarnos la espalda o el cuello. El uso (o en algún caso, mal uso) que hagamos del mobiliario del que disponemos también es esencial a la hora de evitar dolores. Por ejemplo, la colocación de la silla. ¿Eres de los que deja el respaldo de la silla en un grado inclinado? Sentimos decirte que te estás haciendo un flaco favor.
Por otro lado, la colocación de la pantalla, el teclado y el ratón también son importantes. Pero vayamos por partes. En el caso del teclado y ratón, el uso excesivo se puede traducir en tendinitis, provocada por la inflamación de los tendones, cosa que se puede mejorar con el uso de una base almohadillada sobre la que reposen las manos.
En cuanto a la pantalla, muchas personas cometen el error de ponerla demasiado baja o en una posición que nos obliga a girar el cuello, con lo que las cervicales sufren. Lo peor de este tipo de dolores es que, en algunos casos, se reflejan en la espalda y resulta difícil identificar el origen.
Cómo corregir nuestra postura para no lesionarnos
Una vez identificados los errores que cometemos y que son nocivos para nuestro cuello y espalda, toca ponerle remedio a la situación. Nosotros tenemos un par de consejos que os pueden ayudar a mejorar los malos hábitos, encaminándonos a una buena recuperación sin dolor.
RECUERDA
Recuerda, una mala postura de cuello o brazos puede conllevar dolor de espalda.
Mejora tu postura y dale descanso a tu cuerpo
Comenzamos con la postura. Evidentemente, no podemos dejar de trabajar, por lo que vamos a tener que pasar muchas horas sentado. Sin embargo, podemos darle descanso a nuestra espalda para que al final del día no sufra tanto. Una buena forma es levantándonos cada hora de la silla. Podemos aprovechar para ir a por agua o las visitas al baño para dar descanso a nuestra espalda.
Otra buena forma es mantener una postura que respete la curvatura natural de la espalda y, si vemos que se nos carga mucho, intentar mover la pelvis hacia adelante (pegando la zona lumbar al respaldo) y luego hacia atrás.
Para evitar cruzar las piernas podemos poner un apoyo en el suelo que eleve nuestros pies, ayudando a adaptar una buena posición de las piernas. Y, por mucho que el día se haga largo y estés cansado, no uses la silla como cama. Mantente erguido y descansa ya cuando llegues a casa.
Para mejorar tu postura puedes utilizar la silla, adaptando el respaldo a una posición fija de 90 grados y colocando los reposabrazos para que respeten también un ángulo recto que dará descanso a tus hombros. En cuanto a la pantalla, ponla siempre a la altura de tus ojos, evitando así que bajes la cabeza y que utilices el cuello más de la cuenta.
Estos son solo algunos consejos, pero cabe la posibilidad de que ni con esas consigas remitir el dolor. En este caso (y también es algo que puedes hacer de primeras), lo que tienes que hacer es ir a tu médico de cabecera o a un buen fisioterapeuta que te dé las pautas necesarias para la recuperación. Poco a poco conseguirás revertir la situación y que ir al trabajo sea un poco (solo un poco) menos duro.