Los ETFs y los fondos indexados son productos de gestión pasiva que han visto aumentar su popularidad notablemente en los últimos años. Si estás pensando en invertir parte de tu patrimonio en alguna de las dos modalidades de inversión, te recomendamos que leas este artículo hasta el final. A continuación, vamos a explicarte cómo funcionan cada uno de ellos, cuáles son sus diferencias y cuál es más recomendable en cada caso.
Cómo funciona un ETF
Comenzaremos definiendo el concepto de ETF para que posteriormente, sea más fácil entender completamente su funcionamiento. Los ETF son fondos cotizados, que podrían entenderse como un híbrido entre una acción y un fondo de inversión convencional. Cotizan durante toda la sesión bursátil y tienen un valor liquidativo, que es publicado al finalizar cada sesión.
Una de sus principales ventajas es que cualquier inversor puede adquirir ETFs a tiempo real, exactamente por el precio que en ese momento presenten en el mercado. Además, no es necesario que el mercado esté cerrado para que pueda darse su compra venta, ni tampoco existe una inversión mínima más allá del precio mínimo de las participaciones. Tampoco presentan comisiones de reembolso o de suscripción, pero sí hay que pagar comisiones cuando los vendes o los compras, exactamente igual que con las acciones.
Cómo funciona un fondo indexado
Una vez aclarada la definición y el funcionamiento de los ETFs, detengámonos en los fondos indexados. Este tipo de fondos se encuentran bajo el amparo de una entidad o sociedad gestora, que maneja las compras y las ventas de activos de los que se pretende obtener beneficios, siempre teniendo en cuenta un nivel de riesgo concreto.
Para participar en este tipo de fondos, es posible suscribirse a las participaciones o reembolsarlas, en función del valor que alcancen en el día de la operación en el momento del cierre del mercado. En este caso, siempre hay una gestora que se encarga de realizar las operaciones.
Los fondos indexados presentan unas comisiones bastante bajas, ya que no es necesaria una gestión activa como sí ocurre en los fondos de inversión tradicionales. Esta es la única similitud que presentan respecto a los ETFs, ambos son productos de inversión de gestión pasiva. Pero, ¿cuáles son sus principales diferencias?
Diferencias entre ETFs y fondos indexados
En primer lugar, son productos que presentan una operativa de compra y venta completamente distinta. Por un lado, los ETFs presentan un comportamiento similar a las acciones, ya que su valor de compra venta fluctúa durante la sesión bursátil y se remite al momento exacto de realizarla. Por otro lado, los fondos indexados presentan un valor liquidativo una vez al día, concretamente el que marque el cierre del mercado.
Además, con los ETFs se paga por cada operación de compra o venta, al igual que con las acciones, mientras que en los fondos indexados existe una comisión por suscripción y por reembolso.
La accesibilidad es otra de las diferencias principales entre ambos productos. Nos referimos a la posibilidad de contratar a un broker que monitorice los movimientos e inversiones. Si hablamos de ETFs, al ser similares a las acciones en este sentido, no habría ningún tipo de problema, pero con los fondos indexados se limita este tipo de acceso a determinadas entidades.
En términos de fiscalidad también existen diferencias notables. Los ETFs funcionan como acciones, siendo necesario el pago de impuestos por cada cambio de ETFs y cuando se deshace alguna posición. Pero en el caso de los fondos indexados, su cotización es similar a la de los fondos de inversión, siendo posible su tributación a largo plazo, una importante ventaja frente a los ETFs.
Por último, también cabe resaltar que la oferta de ETFs es siempre mucho mayor a la de los fondos indexados.
¿Es mejor un ETF o un fondo indexado?
Como has podido observar en el apartado anterior, existen diferencias notables entre los ETFs y los fondos indexados. A continuación, nos remitiremos a sus ventajas y desventajas para ayudarte a tomar la decisión más acertada en base a tus intereses de inversión:
- Los costes de compra venta y operativa: como ya hemos comentado con anterioridad, en el caso de los ETFs es necesario pagar por cada operación de compra venta, tal y como ocurre con las acciones. Y dichas operaciones se remiten siempre al valor que coticen en cada momento.
- Las comisiones de gestión generalmente son más bajas en los ETFs que en los fondos indexados. Pero recuerda que cada vez que realices una operación, tendrás que pagar por ella.
- No olvides que con los ETFs existe la posibilidad de contratar un broker que opere en el mercado en el que cotice, mientras que con los fondos indexados esto no es posible.
- Sin duda, la fiscalidad es la ventaja más importante de los fondos indexados respecto a los ETFs. El traspaso entre fondos de inversión no exige su tributación, lo cual supone una importante ventaja fiscal a largo plazo.
Teniendo todos estos puntos en cuenta, podríamos decir que si eres un inversor con cierta experiencia operando con acciones, los ETFs pueden ser una gran elección para ti. Pero, si deseas crear una cartera de gestión pasiva, es mejor decantarse por los fondos indexados. Como ves, todo depende del carácter del inversor y sus objetivos a corto y largo plazo.
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