Un año más toca hacer cuentas con Hacienda. Volveremos a dejar constancia de nuestros ingresos, retenciones a cuenta, gastos deducibles o los posibles cambios en nuestras circunstancias personales y familiares.
Pero en la declaración de la renta también hay espacio para reflejar nuestra actividad como inversor o ahorrador y, por supuesto, beneficiarnos de las desgravaciones a las que podamos tener derecho.
En este post, examinamos qué inversiones pueden ayudarnos a reducir la factura del IRPF y qué productos de ahorro cuentan con ventajas fiscales.
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Inversión en empresas
De nueva creación
Existen desgravaciones, tanto en la parte estatal como autonómica del IRPF, para quienes apuesten por dedicar su dinero a apoyar el desarrollo de ciertas empresas.
La desgravación por invertir en empresas de nueva o reciente creación en la declaración de la renta 2024 (a presentar en 2025) permite deducir el 50% del importe invertido, con un límite máximo de 100.000 euros anuales
Además, algunas comunidades autónomas también cuentan con esta deducción, aunque las cantidades son menores.
El objetivo de estas deducciones, según explican desde la propia Agencia Tributaria, es favorecer que las nuevas compañías capten fondos propios procedentes de contribuyentes que, o bien simplemente estén interesados en aportar capital o que también “deseen aportar sus conocimientos empresariales o profesionales para el desarrollo de la sociedad en la que invierten”, en referencia a los llamados business angel.
Cotizadas de pequeña capitalización
Asimismo, hay que mencionar que algunas comunidades autónomas cuentan con bonificaciones por inversión en empresas locales de pequeña capitalización, en concreto aquellas cotizadas en el segmento de compañías en expansión del mercado BME Growth. La deducción en la cuota íntegra autonómica llega hasta el 20% en el caso de los contribuyentes madrileños y aragoneses.
El ahorro desgrava
El producto que mejor tratamiento tiene en el IRPF siguen siendo los planes de pensiones, ya que el dinero destinado a ellos sirve para aminorar la base sobre la que se calculan los impuestos a pagar. Sin embargo, esta ventaja tiene unos topes.
Actualmente es posible contribuir a un plan de pensiones individual con hasta 1.500 euros al año. Esa cantidad, o el 30% de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas, es lo que podremos deducirnos de la base imponible, de tal manera que el tipo impositivo que nos toque pagar se calculará a partir de esa cifra.
Además, hay que recordar que es posible realizar aportaciones a favor del cónyuge con el límite de 1.000 euros anuales y por tanto reducir nuestra base de cálculo de impuestos con esa cantidad. Eso sí, sólo si nuestro marido o mujer obtiene rentas del trabajo inferiores a 8.000 euros.
Los planes de pensiones son beneficiosos mientras se ahorra porque reducen el IRPF en las aportaciones, pero al rescatarlos tributan como rendimientos del trabajo.
Planes de pensiones asegurados (PPA)
Estos productos integran una póliza de seguro y también están específicamente diseñados como vehículos de ahorro para la jubilación, por lo que cuentan con los mismos incentivos fiscales en el momento de la aportación que los planes de pensiones. Es decir, un partícipe podrá desgravar anualmente hasta 1.500 euros de aportación o el 30% de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas.
Pongamos un ejemplo que vale tanto para los planes de pensiones individuales como para los PPA. Supongamos una persona que gane 24.000 euros al año y haya ahorrado de forma privada en planes 1.200 euros. En vez de pagar impuestos por 24.000 euros, a esa cantidad se le restarían 1.200 euros de manera que sólo tributaría por 22.800 euros.
Planes de empleo
Se llama planes de empleo a los planes de pensiones promovidos por empresas u organizaciones. En ellos las aportaciones generalmente las hace la compañía al ahorro de los empleados, sin embargo, también es posible que el trabajador contribuya. En ese caso, las aportaciones no pueden exceder los 8.500 euros, que llegarían a 10.000 euros si sumamos lo destinado a planes individuales y de empleo.
Vemos aquí que la deducción es especialmente interesante en este caso, ya que la base impositiva se aminora sensiblemente si llegáramos al máximo permitido.
Conocidas estas desgravaciones, quizás merezca la pena poner en práctica alguna de esas inversiones o fórmulas de ahorro para aprovechar estas ventajas fiscales y que la próxima declaración del IRPF anual nos salga más a nuestro favor.
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