El coronavirus se ha convertido en pandemia. Toca quedarse en casa y pasar el aislamiento.
En un ejercicio de responsabilidad, durante los próximos días todos debemos salir lo menos posible a la calle, con el fin de frenar la curva de contagios y que podamos volver lo antes posible a la normalidad. Sin embargo, en un mundo como el actual en el que nos pasamos más tiempo fuera que dentro de casa, esta tarea puede ser muy complicada. Aunque estés teletrabajando, pasar las 24 horas del día sin poder pisar la calle puede poner en riesgo tu salud mental.
Pero, como decían los Monty Phyton, siempre hay que mirar el lado positivo de la vida. Porque no va a ser todo malo durante el aislamiento. Por un lado, podremos pasar más tiempo con nuestras familias. Por otro, podemos crearnos nuevas rutinas para no perder hábitos y, además, hacer cosas que nunca hacemos porque “no nos da tiempo”. Pero este post lo vamos a centrar en un punto en concreto, consejos para teletrabajar sin morir en el intento.
Ventajas de teletrabajar
Puede parecer negativo, ya que a nadie le gusta llevarse el trabajo a casa. Sin embargo, tener la posibilidad de trabajar durante esta situación nos va a servir para despejar la mente ante el aislamiento. No va a ser como salir de casa, pero ayuda a que pasen las horas de forma más llevadera.
Por otro lado, una de las principales ventajas que tiene el teletrabajo es la autonomía que nos ofrece al estar en nuestro propio espacio de trabajo y organizarnos para llevarlo a cabo de la forma más cómoda posible. Es más, dicha autonomía se traduce también en flexibilidad de horarios. ¿Te sientes atascado y te cuesta desarrollar tus funciones? El teletrabajo permite que nos tomemos un respiro y volvamos manos a la obra con la mente más clara.
Esto también se traduce en una mejora en la concentración. En la oficina tenemos estímulos constantes y distracciones que pueden hacernos perder el hilo de lo que estamos haciendo con facilidad.
Si nos creamos una buena zona de trabajo en nuestra casa, podremos focalizarnos en el trabajo y mejorar nuestra productividad.
Por tanto, si eres de los que tiene la posibilidad de trabajar, siéntete afortunado (entre otras cosas, porque eso significa que no tienes que salir a la calle y jugarte tu salud). Ahora bien, creemos que hay varios tipos de teletrabajo y cosas que matizar, ya que el teletrabajo puede generar malos hábitos. Para evitarlos, os damos una serie de medidas para trabajar de forma sana y responsable.
Buenas prácticas a la hora de teletrabajar
Planificar el teletrabajo
Uno de los “peligros” que puede tener el teletrabajo es que no entramos ni salimos de la oficina. Puede ser tan fácil como levantarnos de la cama, ponernos con el ordenador y que pasen las horas… hasta que cuando te quieras dar cuenta tengas que volver a la cama. Lo mejor es que te hagas un horario y lo cumplas. Tu entrada, tus descansos, tu hora de comer, etc. Cuanto más nos organicemos, mejor trabajaremos.
Mantén contacto y seguimiento con tus compañeros
En la medida de lo posible, intenta hacer una reunión de forma telemática con tus compañeros. ¡Cuidado! Esto no significa que cada vez que necesites algo tengas que hacer una llamada. Sin embargo, si tenéis que hacer una reunión, una videollamada puede ayudaros bastante. Es más, si podéis tomar un “telecafé”, mejor que mejor. Así no te olvidarás de que tus compañeros están en la misma situación y seguro que os animáis bastante.
Trabaja durante día
Madrugar no le gusta a (casi) nadie. Sin embargo, la noche está para dormir y aunque tengas horario flexible, te recomendamos que utilices las horas de luz para trabajar. Primero, porque la mayor parte de la gente es cuando estará trabajando y si necesitas algo estarán disponibles y segundo, porque cuando se acabe el aislamiento y tengas que volver a madrugar, el golpe de realidad será todavía más duro.
Separa el espacio de trabajo y el espacio de ocio
Este punto es fundamental. La conciliación en tiempos de aislamiento puede ser más llevadera. Sin embargo, si mezclamos el ambiente de trabajo con el ambiente familiar, al final no haremos bien ni una cosa ni la otra. Así que, dentro de nuestras posibilidades y con ayuda de nuestra familia, mejor separar un mundo de otro.
Trabaja cómodo, pero fuera pijamas
La tentación de trabajar en pijama puede ser mayúscula durante el aislamiento. Sin embargo, tenemos que evitarlo a toda costa. La parte positiva de trabajar en casa es que no tendrás ningún dress code, pero si trabajamos con una ropa diferente a la que usamos para dormir, le estamos mandando señales a nuestro cerebro, de forma inconsciente, con las que le decimos: “¡eh! Toca ponerse a trabajar”.
Aprovecha el aislamiento y fórmate en inversión
Nos esperan unos cuantos días por delante, pero no queremos despedirnos sin recordaros que ahora tenemos la mejor excusa para empezar a formarnos. Con tanta incertidumbre traída por el coronavirus, ampliar conocimientos es la mejor forma de estar preparado para el mañana.
Para ello, en Renta 4 hemos recopilado toda nuestra formación gratuita que se pueden realizar de forma online y que te ayudarán a profundizar en el mundo de la inversión. Ya seas novato, tengas algunos conocimientos o te conozcas el funcionamiento de los mercados, encontrarás un seminario con el que ampliar tu visión del mundo financiero.
Por otro lado, en momentos como este también queremos llamar a la calma. Con la volatilidad adueñándose de los mercados, puede ser complicado no llevarse por las emociones. Ahora más que nunca es cuando tenemos que seguir la filosofía slow finance y contar con un experto en inversión a nuestro lado que sepa ayudarnos a tomar la decisión adecuada.
Habla con un experto
En Renta 4 Banco sabemos lo importante que es la información en momentos de tanta volatilidad. Siendo fieles a una filosofía slow finance es importante actuar reflexivamente pero con decisión para controlar el riesgo según tus objetivos a medio plazo. Habla con tu asesor para que te ayude a determinar la forma más apropiada de actuar.
Te recordamos que en Renta 4 Banco estamos a tu disposición para evaluar tus inversiones y controlar los riesgos, y especialmente en los momentos de incertidumbre.
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