A todos nos ha afectado el confinamiento. Puede que no nos demos cuenta, pero sus efectos están ahí.
Al fin y al cabo, somos seres sociales y salvo excepciones contadas, las personas necesitamos salir a la calle, relacionarnos, hacer ejercicio… Había que arrimar el hombro y quedarse en casa, eso era lo más importante, pero es posible que arrastremos las consecuencias de este confinamiento durante un tiempo. Puede haber muchos problemas derivados, desde estrés que se pueda convertir en ansiedad hasta el no ser capaz de conciliar el sueño por las noches.
Hoy, vamos a intentar ayudaros en este último punto, ya que el descanso es indispensable para llevar nuestro día a día y no parecer un muerto viviente de cualquier película. Con esta serie de trucos y consejos, no te hará falta contar ovejitas (aunque no estaría mal empezar por ahí).
¿Por qué ha crecido el insomnio durante el confinamiento?
Ahora bien, ¿cómo hemos llegado hasta este punto? Quizás antes dormías como un roble y de repente, a las pocas semanas del encierro no tenías tanto sueño. Seguro que os suena eso de iros a la cama y empezar a dar vueltas y vueltas para terminar mirando al techo con los ojos más abiertos que un búho. Tranquilos, es normal y le ha pasado a bastante gente (incluso antes del confinamiento). Bueno, no hay un único factor para que el insomnio se haya apoderado de nosotros durante el encierro.
Para empezar, el ritmo de vida y los hábitos anteriores al confinamiento son un punto de partida importante. Muchas personas por su modo de vida madrugan mucho, toman muchas bebidas estimulantes (ya sea café, refrescos con cafeína, etc.), tienen malos hábitos de nutrición… todo esto son factores que afectan a lo que se llama higiene del sueño, muy importante para poder dormir y descansar.
Con la llegada del coronavirus y el posterior confinamiento, algunos malos hábitos pueden haberse visto alimentados.
Por ejemplo, aunque hayamos tenido la suerte de poder seguir teletrabajando, nuestra rutina ya no es la misma (todavía peor para aquellos que se quedaron sin trabajo). Cuando antes salíamos de casa, aunque fuese solo para trabajar, en el confinamiento nos veíamos obligados a estar encerrados entre cuatro paredes y ni siquiera podíamos dar el paseo de camino al trabajo. Si además practicabas algún tipo de actividad física, peor aún.
Sin embargo, ese no es el único problema. Según un estudio realizado por Elma Research, más del 69% de los españoles han sufrido algún tipo de trastorno psicológico durante el confinamiento. Esto se traduce en que, fuera del propio trastorno del sueño, hay otros como la falta de vitalidad, el estrés, la ansiedad o la tristeza que hacen que el insomnio crezca y con eso se retroalimentan.
Cómo combatir contra el insomnio
Sin embargo, el confinamiento terminó y empezamos a ser un poquito más libres y a intentar vivir dentro de esta nueva normalidad. Ahora bien, coger un mal hábito es muy fácil, quitárselo de encima no lo es tanto. Cuando hablamos de un trastorno como el del sueño, la cosa se puede complicar todavía más.
Pero no os preocupéis, de todo se sale y si hemos conseguido superar un confinamiento podremos con eso y más. Os vamos a dar una serie de consejos que son de vital importancia para higienizar nuestro sueño y, con el paso del tiempo, volver a dormir como un tronco. Recuerda que Zamora no se conquistó en una hora.
1. Haz ejercicio
Durante el confinamiento no podíamos salir de casa. Aunque siempre ha existido la posibilidad de hacer ejercicio indoor, salir de casa y notar el aire fresco es completamente diferente y disfrutable. Muchas veces, aunque nos sintamos cansados nuestro cuerpo no ha gastado la energía suficiente para que necesite “descansar”.
Por tanto, a la hora de dormir nos puede costar conciliar el sueño o el descanso no es tan reparador como debiera. Ahora bien, no olvides que no tienes que hacer ejercicio tres horas antes de ir a dormir, ya que si no tu cuerpo se activará y te será más difícil dormir.
2. Usa remedios naturales
Existen muchos tipos de fármacos para ayudar a conciliar el sueño. Sin embargo, estamos hablando de medicamentos serios y que deben ser utilizados en caso extremos. Es decir, deben de ser el último recurso. De todas formas, podemos recurrir a otro tipo de remedios que son naturales y nos pueden ayudar a dormir mejor.
Uno de ellos es la clásica tila, mientras que otro de los que mejor funciona es la melatonina. La melatonina es una sustancia que genera nuestro propio cuerpo en la adaptación antes de dormirnos. Existen un montón de complementos en el mercado que contienen melatonina y que nos dará ese impulso extra para ayudarnos a conciliar el sueño.
3. Rutina de sueño y ambiente acogedor
Somos seres de costumbres, entonces si nos hacemos una rutina de sueño antes de irnos a la cama eso nos ayudará a que nuestro cuerpo entre en ese proceso y le cueste menos dormir. Para ello, podemos ayudar a nuestro cuerpo a que entre en esa dinámica somnolienta con una serie de pasos previos antes de meternos en la cama.
Tener un entorno agradable para dormir en nuestra habitación, irnos a la cama siempre en el mismo rango horario, regular la temperatura para que se encuentre entre 18 y 20 grados, usar la cama solo para dormir y no pasarse el día metido en ella, darnos una ducha caliente antes de irnos a la cama… Todo ello nos ayudará a conciliar mejor el sueño.
4. Evita las pantallas
Vivimos pegados a los dispositivos electrónicos. Ya sea para leer, estar en redes sociales, ver películas, series, videojuegos…Muchas veces nuestro ocio casero es delante de una pantalla y así nos quedamos hasta antes de irnos a la cama. No decimos que tengáis que dejar de hacerlo para poder dormir bien, pero está bien que os desconectéis media hora antes de ir a dormir.
¿Por qué? Bueno, ¿os acordáis de la melatonia que hemos mencionado anteriormente? Pues nuestro cerebro le indica al organismo que deje de producirla si está expuesto a luces brillantes. Luces como las que irradian nuestra televisión, smartphone u ordenador.
Poco a poco, si vamos realizando todas estas actividades iremos reacondicionando a nuestro cuerpo para abandonar los malos hábitos de sueño instaurados por el confinamiento y volver a dormir como un tronco. ¡Felices sueños!