Seguro que en los últimos meses has escuchado hablar de los bonos verdes en más de una ocasión. La creciente concienciación por el cuidado medioambiental y la sostenibilidad han posicionado a este tipo de financiación como una alternativa muy a tener en cuenta.
No en vano, trimestre tras trimestre y año tras año, la emisión de este tipo de bonos sigue creciendo en capital a nivel internacional. Sólo en el primer trimestre de 2023 se emitieron 121.542 millones de euros en bonos verdes en todo el planeta.
Pero, ¿conoces realmente cuál es el destino de este tipo de bonos? En las siguientes líneas te contamos todo lo que debes saber acerca de los bonos verdes, cómo funcionan, quién puede emitirlos, bajo qué requisitos y cuáles son sus usos principales.
¿Qué son los bonos verdes?
Comencemos por definir los bonos verdes, también conocidos como bonos ESG (envido mental, social and gobernante).
Los bonos verdes son bonos emitidos con el objetivo de, ya sea financiar o refinanciar parcialmente o de manera total, proyectos sostenibles de carácter verde, tanto nuevos como aquellos que ya hayan arrancado.
Uno de los condicionantes que presentan es que los proyectos estén alineados con los Green Bond Principles (GBP), regidos por la transparencia, su carácter público y el reporte de informes.
Principales usos de los bonos verdes: proyectos que se pueden financiar con los bonos verdes
Como acabamos de mencionar, los destinos de los bonos verdes vienen regidos por los llamados Green Bond Principles (GBP), que determinan el hecho de que un bono pueda recibir la certificación de bono verde. Para ello, sus fondos deben destinarse a una de las categorías incluidas en la siguiente lista, o similar:
- Eficiencia energética: construcción de nuevos edificios energéticamente eficientes o reforma de edificios antiguos con el fin de mejorar su nivel de eficiencia energética, proyectos de calefacción urbana, mejora de la eficiencia energética de redes, dispositivos y productos.
- Gestión sostenible de recursos: Aquí entraría la agricultura sostenible, la ganadería sostenible, la protección biológica de cultivos, la pesca, la acuicultura, los sistemas de riego, la actividad forestal sostenible, la reforestación y las mejoras en conservación de espacios naturales.
- Las energías renovables en todos sus procesos, incluyendo los dispositivos y procesos destinados a su generación.
- La disminución de la contaminación, con medidas como la bajada de emisiones, el control del efecto invernadero, el tratamiento de las aguas residuales, la prevención, el reciclaje o la reducción de residuos de todo tipo, entre otras.
- Medidas de conservación de la fauna y flora acuática y terrestre.
- Mejoras en la sostenibilidad de la gestión del agua y las aguas residuales, incluyendo infraestructuras, procesos de tratamiento, sistemas de drenaje, etc.
- Proyectos enfocados hacia un transporte más limpio, como el transporte híbrido o eléctrico, el ferroviario, vehículos no motorizados etc.
- Adaptación al cambio climático y la economía circular o ecológica, incluyendo tanto tecnologías y procesos de producción como medidas de control, entre otras.
- Edificios ecológicos, enmarcados bajo las certificaciones reconocidas regional, nacional o internacionalmente.
¿Quién puede emitir bonos verdes y cuáles son los requisitos para la emisión de un bono verde?
Los bonos verdes pueden ser emitidos por entidades públicas como municipios o estados, instituciones supranacionales y empresas privadas. Para su emisión, todas las entidades emisoras deben difundir la información financiera pertinente a los mecanismos de control, inversionistas y organismos de calificación.
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¿Cómo funcionan los bonos verdes?
Los bonos verdes no dejan de ser una forma más de título de deuda, emitida por una entidad pública o privada con el objetivo de su financiación.
Es un título de deuda erigido como contrato legal por capital adeudado que puede ser comprado o vendido entre diferentes partes.
De este modo, el emisor de este tipo de bonos se convierte en acreedor de la entidad emisora y esta misma entidad, tendrá que devolverle el dinero prestado del bono de acuerdo al tiempo estipulado y sumando unos intereses que también suelen ser fijados previamente. Estos intereses son conocidos como cupón y son los que convierten a los bonos verdes en instrumentos de renta fija.
Pero realmente, es el destino de los fondos el que les concede la catalogación de bonos verdes. Siempre, deben emplearse para refinanciar o financiar proyectos de carácter sostenible, que sean respetuosos con el medio ambiente.
Como puedes observar, dentro del contexto actual, en el que las empresas y los estados están cada vez más concienciados por el cuidado medioambiental y la sostenibilidad, los bonos verdes se han consolidado como una de las opciones de financiación más importantes.
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