La inversión tiene un objetivo principal. La búsqueda de rentabilidad para nuestros ahorros.
Bien es cierto que esa búsqueda debe de estar motivada por otros objetivos finales, que pueden ir desde intentar asegurarnos un futuro más cómodo hasta conseguir el dinero suficiente para una nueva vivienda. Dependiendo de cuál sea la meta y el horizonte temporal que nos proponemos para conseguirla, tendremos que escoger el tipo de producto financiero que nos ofrezca una rentabilidad/riesgo que se adapte a nosotros.
Saber qué rentabilidad podemos sacarle a nuestro patrimonio nos puede ayudar a hacernos una idea del tipo de producto en el que nos conviene invertir. Por eso, hoy en nuestro blog vamos a indagar en el cálculo de la rentabilidad y los indicadores para medir la rentabilidad que nos ayuden.
¿Qué es la rentabilidad?
Pero comencemos por lo básico, la rentabilidad es la relación que existe entre el beneficio de la inversión frente al dinero que se ha destinado. Por tanto, lo que representa la rentabilidad son las ganancias que obtenemos respecto al dinero que decidimos invertir. Así pues, si destinamos una mayor cantidad de dinero a la inversión aumentaremos esa cifra.
Es decir, la rentabilidad no te va a dar el montante exacto de euros que vas a conseguir, sino el porcentaje de beneficio que puedes obtener en base a la cantidad que inviertas. Pongamos por ejemplo que quieres invertir en un fondo que tiene una rentabilidad del 4%. Eso significaría que por cada 100 euros que inviertas, ganarás 4.
RECUERDA
Recuerda, si un fondo de inversión tiene en la actualidad una rentabilidad del 4% no significa que en el futuro te vaya a ofrecer esa misma rentabilidad. La forma más sensata para elegir un fondo de inversión es ver su comportamiento histórico y estar de acuerdo con su política de inversión.
Cálculo de la rentabilidad
¿Y cómo podemos saber la rentabilidad de una inversión que hemos hecho? Como ya hemos dicho, la rentabilidad por norma general se suele representar a través de un porcentaje, por lo que la fórmula para medir la rentabilidad de una inversión sería la siguiente:
La importancia de la rentabilidad media anualizada
Ahora bien, este sería un cálculo de rentabilidad acumulada, en la que solo cogeríamos la inversión inicial y la compararíamos con el total que recibimos al recuperar nuestro dinero. Sin embargo, cuando hablamos de inversión hay otros indicadores para medir la rentabilidad a lo largo de nuestra inversión.
Si bien es cierto que esto nos puede servir para ver cómo ha crecido nuestro patrimonio a lo largo del tiempo, es un dato que no nos muestra la rentabilidad real que ha obtenido nuestro patrimonio de forma anual. Y aquí entra uno de los factores más importantes de la inversión y que también afecta al cálculo de la rentabilidad anualizada: el interés compuesto.
El interés compuesto hace referencia al beneficio que va obteniendo nuestra inversión y que es reinvertido, otorgándonos una mayor cantidad de dinero invertido y por tanto aumentando las posibilidades de crecimiento de nuestro patrimonio.
En nuestro blog ya dedicamos una entrada entera a hablar de las ventajas del interés compuesto para nuestras inversiones, con un ejemplo para aclarar el concepto.
A la hora de medir la rentabilidad anualizada… la fórmula para hallarla es algo complicada, ya que no nos sirve hacer la media aritmética de la rentabilidad de cada año de inversión, sino que tenemos que recurrir a la media geométrica:
Pero puedes preguntarte, ¿por qué es tan importante la rentabilidad media anualizada? Su importancia reside a la hora de poder comparar un producto de inversión con otro. Imagínate que estás pensando en invertir tu dinero en dos fondos de inversión, en los cuáles uno tiene una antigüedad de diez años y el otro tan solo de cinco años. Gracias a la rentabilidad anualizada podemos hacernos una idea clara de la rentabilidad que ofrece un fondo de forma anual.
Factores de elección de inversión además de la rentabilidad
Para terminar, queremos haceros una advertencia. Por supuesto que la rentabilidad tiene que ser importante a la hora de escoger un producto de inversión al que destinar nuestro dinero, pero debemos ser conscientes de que es uno de otros tantos factores de elección, no el único. Por ejemplo, si encontramos un fondo de inversión con una rentabilidad anualizada muy elevada, también tenemos que ver en qué tipo de activos invierte y, sobre todo, si concuerdan con nuestro perfil de inversor.
Podemos vernos tentados por una buena rentabilidad y dejar de lado otros factores como la importancia del horizonte temporal o nuestra aversión al riesgo y eso es un error. Para empezar, recuerda siempre que rentabilidades pasadas no significan rentabilidades futuras. Que un fondo haya funcionado bien de forma histórica lo que quiere decir es que hay un equipo gestor detrás de él que está haciendo su trabajo, pero no asegura que vayamos a conseguir ese mismo rendimiento en el futuro.
Por otro lado, recuerda que la inversión no te va a convertir en rico de un día para otro, es una actividad constante que requiere atención y conocimiento. Los mercados fluctúan, cambian y pensar a medio y largo plazo es la mejor forma de evitar disgustos, por eso nosotros siempre abogamos por la filosofía Slow Finance.
Habla con un experto
En Renta 4 Banco sabemos lo importante que es la información en momentos de tanta volatilidad. Siendo fieles a una filosofía slow finance es importante actuar reflexivamente pero con decisión para controlar el riesgo según tus objetivos a medio plazo. Habla con tu asesor para que te ayude a determinar la forma más apropiada de actuar.
Te recordamos que en Renta 4 Banco estamos a tu disposición para evaluar tus inversiones y controlar los riesgos, y especialmente en los momentos de incertidumbre.