La creación de internet tuvo lugar en 1969. Un descubrimiento que más tarde cambiaría nuestras vidas de forma extraordinaria.
Aunque en ese momento la creación de la red global de comunicación distaba mucho de lo que es hoy en día, fue el germen de lo que hoy es nuestro día a día. El impacto social y cultural que ha supuesto puede resultar increíble. Internet ha abierto las puertas a nuevas formas de comunicación, ha dado acceso a unas cantidades de información inabarcables, ha ofrecido nuevas formas de ocio y también ha modificado nuestra forma de trabajar.
Con la llegada de la World Wide Web, muchos vieron en ella el futuro y una gran oportunidad de inversión. Y así es como llegamos a la burbuja de las puntocom. Hoy en nuestro blog os explicamos cómo se formó, infló y explotó esta burbuja a finales del pasado siglo y principios de este.
Conoce la primera burbuja de la historia aquí
Formación de la burbuja de las puntocom
Para conocer el nacimiento de la burbuja, tenemos que viajar hasta la década de los 90. En este momento empezaron a surgir compañías que, con el auge de internet y el comercio electrónico, comenzaron a presentar modelos de negocios que utilizaban con base la red mundial. En algunos casos, eran empresas tradicionales que adaptaban su modelo de negocio a las características online. A todo este cúmulo de empresas se les denominó puntocom.
Sin embargo, como ya hemos dicho, en muchos casos estas puntocom no eran más que modelos de negocio. Modelos que pertenecían a una “Nueva Economía”, basada en el conocimiento y que se contraponía a la economía tradicional basada en la fabricación. Por eso, estos proyectos de empresas encontraron su vía de desarrollo en el capital riesgo, y muchas puntocom salieron a los mercados bursátiles con el objetivo de conseguir la financiación necesaria para llevar a cabo sus desarrollos.
A TENER EN CUENTA: FONDOS DE CAPITAL RIESGO
Este tipo de fondos se dedican a invertir en start-ups y pequeñas empresas que presentan modelos de negocios novedosos o con tecnología puntera, para convertirse en propietarios de la compañía. Con el tiempo (si todo sale bien), la compañía aumentará su valor y finalmente el inversor saldrá de la inversión con un buen beneficio.
Y aquí surgió el problema. La mayoría de estos proyectos, además de ser novedosos y disruptivos, eran bastante intangibles. Es decir, ¿qué valor se podía dar a algo que era completamente innovador? Pues alto, eso seguro. Ante esta situación, los precios de las acciones de las puntocom empezaron a dispararse, alcanzando cotizaciones vertiginosas.
Daba igual que las compañías no generasen beneficios, o que incluso tuvieran pérdidas, la inversión a futuro parecía estar garantizada. Además, ante tal panorama, empezaron a aflorar puntocom por todos lados, que copiaban casi al milímetro otros modelos de negocios online presentes en el mercado. Pero claro, nadie quería dejar pasar el tren del dinero online fácil y rápido.
Desgraciadamente, si algo hemos aprendido (o deberíamos haberlo hecho con otros cracks de la Bolsa), es que eso de ganar dinero fácil y rápido es una fantasía.
El estallido de la burbuja de las puntocom
Así llegamos a marzo del año 2000. El NASDAQ, el índice de las tecnológicas estadounidenses, se encontraba por encima de los 4.800 puntos en pleno auge de la burbuja. Sin embargo, algunos valores empezaron a caer, incrementando el miedo de los inversores. Y ahí comenzó el efecto 2000 de las puntocom.
Poco a poco estos temores se fueron acrecentando, haciendo que muchas nuevas compañías tuvieran que fusionarse entre ellas, o incluso cerrar. En tan solo dos años, el mercado perdió cerca de cinco billones de dólares. El Nasdaq tocó suelo en octubre tras caer un 78% en los 1.114 puntos.
Eso sí, la caída de las puntocom no tuvo lugar sólo en Estados Unidos, sino que alcanzó a todo el mundo. ¿Os acordáis de Terra? Si sois de la Generación Z, seguramente os suene a chino, pero los demás sabéis de lo que hablamos. Terra representó en España esta burbuja a la perfección.
En noviembre de 1999, el portal salía a la Bolsa española con un precio de 11,81 euros por acción y, ese mismo día, cerró por encima de los 37 euros. En poco más de tres meses, los títulos de la puntocom ya alcanzaban los 140 euros. Finalmente, Terra sería comprada por Telefónica, mientras que la última cotización de la compañía se colocó en los 3,04 euros.
Algunas tecnológicas que sí han triunfado
Sin embargo, no todo acabó tan mal como podía parecer. A pesar de que muchas compañías quebraron con pérdidas millonarias, se estima que cerca del 50% de las puntocom consiguieron sobrevivir y adaptaron sus negocios a unas expectativas más realistas. Es más, hay ejemplos de compañías que han conseguido aumentar su valor desde aquellos años como estas:
Por eso, el verdadero problema de la burbuja de las puntocom no fue que eran malos modelos de negocios, sino que se invirtió en caliente. Antes de realizar una inversión, hay que contar con asesoramiento financiero para saber en qué se invierte y los riesgos que eso conlleva y, lo que queda claro después de este tipo de casos, es que no es siempre así.
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