Como cada fin de año, es momento de hacer balance del ejercicio y extraer las enseñanzas que nos ha dejado.
- Los mercados se equivocan. A principios de año, los mercados descontaban que tanto la Fed como el BCE bajarían los tipos de interés entre 6 y 7 veces, entre un 1,50% y un 1,75%. Finalmente, en ambos casos las bajas han sido solo cuatro, o un 1%. Un año más, los mercados se equivocan en sus previones.
- Los tipos de interés a largo plazo suben. A pesar de los recortes de tipos de interés por parte de los bancos centrales, los tipos de interés de los bonos soberanos a 10 años en países como Francia, Alemania y Estados Unidos han aumentado. Los incrementos han sido de 52 pb, 26 pb y 64 pb, respectivamente. La bajada de tipos de los bancos centrales no es suficiente para que bajen los tipos a largo plazo.
- Bancos centrales: estabilidad antes que la inflación. La reducción de los niveles de inflación ha sido pronunciada en 2024, pero alcanzar el 2% de objetivo será el tramo más difícil del camino. En cualquier caso, ante posibles turbulencias en los mercados de deuda, los bancos centrales seguirán primando la estabilidad financiera sobre la consecución del 2% en la tasa de inflación.
- Deuda estadounidense insostenible. Alguien tiene que comprar la creciente deuda estadounidense. Los grandes tenedores de deuda pública americana son los inversores extranjeros y la Fed. Ambos están reduciendo su posición relativa en la deuda del Tesoro america Las familias y los fondos de inversión han sido los grandes compradores estos tres últimos años, pero difícilmente podrán mantener dicho ritmo de compras en el futuro. De forma directa o indirecta, la Fed tendrá que volver a intervenir.
- Sanciones a Rusia: percepción y realidad. Las sanciones de la UE solo cubren el comercio bilateral entre la UE y Rusia, no todo el comercio internacional. Ante la ausencia de sanciones secundarias, una parte significativa del comercio prohibido con Rusia se ha triangulado a través de terceros países. A modo de ejemplo, la exportación de coches alemanes a Kirguistán se ha incrementado en más de un 5.000% desde la invasión rusa de Ucrania. Algo similar ocurre con el petróleo. China e India han pasado a ser receptores del 90% del petróleo ruso, e India se ha convertido en un gran exportador de petróleo a la UE.
- El suicidio de Alemania y de Europa. Ante el trilema energético entre seguridad del suministro energético, asequibilidad de la energía y sostenibilidad medioambiental, Europa parece priorizar la sostenibilidad medioambiental frente a la seguridad del suministro y la asequibilidad de la energía. Alemania, habiendo renunciado voluntariamente a la energía nuclear y sin contar más con el gas barato ruso, es el gran perjudicado, con un nivel de producción industrial un 17% por debajo de los niveles de 2017. Sin un cambio de rumbo de la política energética europea difícilmente se revertirá la situación.
- Adiós al Dividendo de la Paz. Desde el final de la guerra fría, la economía global, especialmente la europea, se había beneficiado del dividendo de la paz, al reducirse las cantidades dedicadas a defensa desde el 4,2% del PIB global a menos del 2%. Ahora, independientemente de la duración de la guerra en Ucrania, los gastos en defensa se volverán a situar al menos en el 3% del PIB, aunque Trump ya ha anunciado que exigirá a los miembros de la OTAN llegar al 5%. Lo que se dedica a defensa no se puede dedicar a otro gasto o inversión. Además, la economía de guerra es altamente inflacionista.
- Efímero crash de agosto. Todos los años los mercados financieros suelen dar alguna oportunidad de compra. En agosto, la bolsa nipona cayó un 20% en apenas tres días, provocando descensos del 10% en las principales bolsas mundiales. La reacción de los mercados mostró la interconexión de las bolsas, la rectificación del Banco de Japón (BoJ) respecto de su intención de subir más los tipos de interés y el nivel de liquidez y apetito por la renta variable en las bolsas mundiales. En las bolsas de Estados Unidos y de Europa la oportunidad de compra duró menos de una semana.
- El peligro japonés. La deuda pública japonesa supera el 250% de su PIB. El BoJ es el principal comprador de la deuda, controlando el 57% del total. El intento de subida de los tipos de interés por parte del BoJ puede tener efectos considerables en los mercados globales. Japón es el mayor acreedor neto del mundo. Mantiene 3,3 billones de dólares invertidos en el exterior. El peligro japonés no es tanto el impago de su deuda pública, sino la posible repatriación de una parte relevante de las inversiones en el exterior, que provocaría convulsiones en los mercados de bonos y acciones de los países occidentales.
- Fragilidades chinas. Ante su crisis inmobiliaria interna, la debilidad del consumo privado y la caída de la inversión externa hasta niveles negativos, China está exportando su sobrecapacidad al resto del mundo, con numerosas acusaciones de dumping, o venta de los productos por debajo de coste o con fuertes subvenciones estatales. A modo de ejemplo, en 2025 China tendrá capacidad para producir 36 millones de vehículos eléctricos, mientras las ventas previstas en su propio territorio son de 15 millones. Sobran más de 20 millones de vehículos que inundarán los mercados globales a bajos precios. No es el único sector. La UE ha elegido un modelo de transición energética que le hace depender de China, tanto en el suministro de minerales procesados como en placas fotovoltaicas o baterías de litio. Las tensiones comerciales con China parecen inevitables.
- Los mercados se acostumbran a casi todo. A pesar de todas las incertidumbres y riesgos vividos en 2024, las bolsas cierran un año favorable. Ni la prolongación de la guerra de Ucrania con ataque incluso dentro de la Federación Rusa, ni la extensión de la guerra en Oriente Medio desde Gaza, al Líbano y Siria, ni los ataques mutuos de Irán a Israel y de Israel a Irán, han sido suficientes para descarrilar un año positivo en las bolsas.
La práctica totalidad de los puntos comentados son válidos para el nuevo año. Sin duda, 2025 estará marcado por la política que desarrolle la nueva administración Trump con implicaciones económicas y financieras globales.
Feliz Navidad y feliz año nuevo. Dios lo quiera.
Artículo escrito por Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4 Banco, en El Economista.
Jesús Sánchez-Quiñones González
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