La última semana de enero empezó con la irrupción por sorpresa de la inteligencia artificial china, al anunciar al mundo DeepSeek que había sido capaz de conseguir un modelo de inteligencia artificial generativa mejor y más barato que los hasta ahora conocidos, y ha terminado con la decisión de Trump de imponer aranceles a China y, sobre todo, a Canadá y a México, que son sus dos principales socios comerciales, con efecto inmediato desde el uno de febrero. El anuncio de DeepSeek provocó un auténtico terremoto en los valores vinculados a la inteligencia artificial, como Nvidia, que cayó un 17% en el día, y en cuanto al anuncio de aranceles a Canadá y México, el impacto está por ver, pero todo indica que lo habrá y no será pequeño.
El resultado final es una nueva semana negativa en las bolsas americanas, sobre todo en las acciones tecnológicas y más en concreto en las compañías de semiconductores, que solo se han recuperado parcialmente de las fuertes caídas del lunes en las sesiones siguientes. El Nasdaq se ha dejado un 1,6% en la semana, el S&P un 1% y el Russell 2000 un 0,87%. Solo el Dow Jones ha conseguido subir un modesto 0,3% en la semana, apoyado por Apple, que ha avanzado casi un 6% en la semana gracias a los buenos resultados y por su poca exposición a la inteligencia artificial.
En Europa las cosas han ido mejor, con el Eurostoxx subiendo un 1,3% en la semana y el Dax un 1,6%. Pero, sin duda, la estrella ha sido el Ibex, que ha tenido un alza semanal nada más y nada menos que del 3,2%, impulsado sobre todo por Inditex, Colonial, Rovi, Amadeus y Puig. En el conjunto del mes, las bolsas europeas también han batido por goleada a las americanas. El Eurostoxx ha subido un 8% en enero, frente al 2,7% que ha subido el S&P. El peor comportamiento de las grandes tecnológicas explica esa diferencia, que es aún mayor en el caso del Nasdaq, cuya subida mensual se limita a un 2,2%. Por su lado, el Russell 2000 ha subido un 2,6% en el mes y el Dow Jones un 4,7%.
Así, enero ha sido un mes cambiante: un mes que empezó regular y luego se animó, para terminar finalmente con un tono mixto, más negativo en Estados Unidos y más positivo en Europa. Ha sido también un mes, como ya ocurriera el año pasado, con grandes divergencias entre unas acciones y otras. Tanto en EE. UU. como en Europa, los bancos se han comportado muy bien (por citar solo dos ejemplos: JP Morgan +11,5% en el mes, BBVA +16,9%) y, en general, las compañías no financieras también lo han hecho bien, algunas especialmente bien (de nuevo como ejemplos podemos citar en el Dow Jones a 3M, que ha subido un 17,9% en el mes y en el Eurostoxx a Hermès que ha subido un 17,3%), pero las tecnológicas claramente han pinchado. Nvidia pierde el 10,6% desde el uno de enero y Apple el 5,8%, aunque de nuevo aquí vemos que las tecnológicas europeas se han comportado mejor con SAP subiendo en el mes un 12% y ASML un 6%, en ambos casos amparadas por los resultados y previsiones que han publicado.
El hecho de que las bolsas europeas superen de forma tan clara a las americanas, a pesar de que la zona euro está estancada (la semana pasada hemos sabido que creció solo un 0,7% en 2024) y el mal comportamiento de las grandes tecnológicas americanas, cuyo ascenso parecía imparable hasta fin de diciembre, son solo dos de las “sorpresas” de este mes de enero. Otra novedad inesperada de enero es que el dólar ha parado en seco su avance frente al euro, cayendo un ligero 0,1% en el mes, pese a que, como estaba ya anunciado, el Banco Central Europeo ha bajado los tipos un 0,25% el jueves pasado mientras que la Fed los dejó sin cambios el miércoles. Se confirma, por tanto, que la Fed va a ser más reacia a bajar los tipos de intervención, sin embargo, el dólar parece que no acaba de creerse que vaya a haber tanta disparidad entre las políticas monetarias a uno y a otro lado del Atlántico.
La resistencia de la Fed frente a las presiones de Trump es otra “sorpresa” de este mes de enero. Powell se mantuvo muy firme en su discurso antiinflacionista el pasado miércoles y el dato del deflactor de gastos personales (PCE deflator) de diciembre que se publicó el viernes pasado parece que le da la razón, ya que ha subido al 2,6% desde el 2,4% del mes anterior y el subyacente, quitando energía y alimentos no elaborados, también subió dos décimas en el mes hasta el 2,8%.
Por seguir con los elementos novedosos del mes, en las bolsas emergentes, las latinoamericanas baten también ampliamente a las asiáticas, con un 9,4% de subida en el mes para el MSCI Latam y tan solo un 1,4% de subida para el MSCI Asia. Bien es verdad que, en 2024, el MSCI de Asia subió un 7% y el MSCI de Latam bajó un 30%.
En definitiva, el dibujo que nos queda en enero es el de una liquidez que sigue siendo abundante y que va saltando de unos mercados que han subido mucho a otros que se han quedado atrás. Nos deja también el dibujo de unas bolsas, en general, con buen tono, pese a las incertidumbres que la revolución de Trump inevitablemente genera, porque los datos macro y los resultados empresariales que van saliendo son buenos, ya que más del 77% de las 180 empresas del S&P que por ahora han reportado sus beneficios han superado estimaciones. Pero, sobre todo, el mensaje que nos deja enero es que tenemos que estar preparados para lo inesperado, no solo porque Trump trae un modelo muy diferente, sino sobre todo porque, dado el carácter esencialmente negociador y transaccional del nuevo presidente americano, es altamente probable que la aplicación práctica de sus políticas provocará giros inesperados. Se añade así una dosis de mayor incertidumbre a la de por sí derivada de los procesos de transformación en marcha y de un entorno monetario en el que la Fed y el BCE encuentran limitaciones para volver a las políticas monetarias expansivas. Habrá que ver, en este sentido, en qué queda la aplicación de aranceles a Canadá y México acordada el pasado viernes con efecto desde el sábado 1 de febrero.
Por todo lo anterior, lo que parece aconsejable en el 2025, más que intentar predecir un futuro imprevisible, es pensar que habrá sorpresas y preparar la cartera para reaccionar a los acontecimientos, en una aproximación más adaptativa que predictiva. En esa misma línea parece razonable apostar por un modelo de gestión más activo que pasivo y basado en la calidad (quality investment) y no en el precio (value) como criterio básico de selección.
Lo sucedido con DeepSeek nos recuerda, simplemente, que estamos en la era de la innovación disruptiva permanente y que hay que apostar por las empresas de calidad que puedan resistir mejor los choques externos o la entrada de nuevos competidores. Se impone también una mayor cautela en las valoraciones, sobre todo cuando descuentan la perfección, como era el caso de Nvidia y de otras compañías de semiconductores.
Esta semana siguen los resultados empresariales, con compañías tan importantes en EE. UU. como Alphabet, Amazon, Qualcomm, PepsiCo, Disney o Mondelez, y en Europa bancos como UBS, BNP, ING o empresas como L’Oreal, Total, Diageo o Ferrari.
Pero tal vez lo más interesante será ver cómo reciben los mercados el anuncio de aranceles a Canadá y a México, tras la primera reacción negativa del pasado viernes. Por ahora los mercados han entendido que los aranceles son un arma de negociación para Trump y han minimizado su posible impacto. Lo que pase estas próximas semanas es clave para ver si aciertan o no.
Apostaríamos, en general, por una cierta corrección de los índices en febrero, empezando ya por esta semana.
Juan Carlos Ureta Domingo
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