
Nuestro valor de la semana pasada, el bitcoin, ha corregido ligeramente después de alcanzar sus máximos históricos en niveles superiores a los 110.000 dólares, pero se mantiene por el momento por encima de los cien mil dólares, una cota que le otorga una capitalización de mercado del entorno de los dos trillones (americanos, millones de millones) de dólares. Esa capitalización y su creciente aceptación institucional, de la que ha sido una buena muestra la presencia del vicepresidente norteamericano J.D. Vance en la Conferencia anual de bitcoin celebrada estos días en Las Vegas, mueve a pensar que, le pese a quien le pese, el bitcoin ha llegado para quedarse.
La corrección semanal del bitcoin ha coincidido esta vez con nuevas alzas semanales de las bolsas, que han cerrado un mes de mayo espectacular, sobre todo en el caso de las tecnológicas, cuyo índice Nasdaq Composite ha logrado subir casi un 10% en mayo, en concreto un 9,6%. Algunas compañías han ido incluso más allá, como Nvidia, que presentó resultados el pasado miércoles y que se ha revalorizado un 24% en mayo.
Sin embargo, pese a esa fuerte subida en mayo, el Nasdaq sigue por debajo de sus máximos históricos de todos los tempos, que alcanzó a mediados del pasado mes de diciembre. El gráfico adjunto muestra cómo el Nasdaq llegó a estar ligeramente por encima de los 20.200 puntos en diciembre, para luego moverse en una banda lateral hasta la fuerte caída de marzo y abril, cuando Trump puso en marcha sus aranceles recíprocos. El pasado viernes cerró en 19.114 puntos, algo más del 5% por debajo del récord histórico.
Pero tal vez lo más relevante es que el Nasdaq Composite sigue, a cierre del viernes, en negativo en el año. Desde el uno de enero cae un 1%, en contraste, por ejemplo, con algunos índices europeos como el Dax o como nuestro Ibex, que suben más de un 20% en los cinco primeros meses del año.
Las tecnológicas habían subido mucho en el 2023 y en el 2024, y muchas de ellas, sobre todo, pero no solo, las siete magníficas, estaban sobrevaloradas y en no pocos casos cotizaban con multiplicadores de beneficios fuera de toda lógica. Era, por tanto, esperable un ajuste en algún momento, y, sin duda, la incertidumbre y la desconfianza generadas por las políticas de Trump, y por su agresiva forma de ponerlas en marcha, también han contribuido a esa corrección.
Pero las tecnológicas siguen siendo las compañías más innovadoras y una gran parte de la creación de valor en los próximos años vendrá de ellas. No es ni mucho menos descartable que podamos ver caídas adicionales en el Nasdaq o en algunas de sus empresas, sobre todo si Trump persiste en su equivocado enfoque de la guerra comercial contra todos. Pero, en nuestra opinión, esas caídas deberían ser vistas como una buena ocasión para poder entrar a precios más razonables en empresas que, sin duda, van a seguir configurando el futuro.
Esa reflexión podemos extrapolarla al conjunto de la bolsa americana, que está en plena fase de ajuste de la sobrevaloración que tenía al terminar 2024 y que, por otro lado, sufre el impacto, como decíamos, de la particular forma de hacer política económica del presidente Trump.
Salvo que las políticas de Trump entren en una deriva radical, que ponga en riesgo el atractivo y la confianza básica que hoy en día sigue generando la primera economía del mundo, lo que podemos esperar es que, en el medio plazo, una vez pasada la fase de volatilidad actual, la inversión vuelva con fuerza a las bolsas americanas y, sobre todo, a las tecnológicas como sector líder de las mismas.
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