La volatilidad ha caído ligeramente la semana pasada, desde los 16 puntos hasta los 15,4 a los que cerró el viernes, a la vez que el dólar ha subido respecto al euro desde 1,12 dólares por euro a los 1,105 de cierre del viernes y el S&P también ha subido un 2,3% en la semana. Continúa así el “efecto Powell” y se cierra un agosto que empezó mal y ha terminado muy bien.
Nvidia, valor que simboliza como ningún otro el rally alcista de este año 2024, y que acumula una subida superior al 140% desde el uno de enero, ha sido también protagonista de esos vaivenes de agosto. Tras haber marcado sus máximos históricos el 20 de junio en 140,76 dólares, Nvidia inició a partir del 10 de julio una corrección muy intensa, que le llevó el 7 de agosto a cerrar por debajo de los 100 dólares. En ese momento, Nvidia había perdido desde su máximo de junio un 30%, es decir, casi novecientos mil millones de dólares de “market cap”.
A partir de ahí, Nvidia inició una fuerte remontada, junto al resto del mercado, volviendo a superar los 130 dólares por acción en la sesión del 19 de agosto. La presentación de sus resultados trimestrales el pasado miércoles ha cortado, sin embargo, esa recuperación, al provocar una caída semanal del 7,7% que ha situado la capitalización bursátil de Nvidia ligeramente por debajo de los tres trillones (‘trillions’) de dólares. Concretamente, a cierre del viernes la capitalización de Nvidia era de 2,94 trillones de dólares, y su cotización 119,37 dólares por acción.
Hay que destacar que los resultados de Nvidia fueron muy buenos, doblando las ventas respecto al año pasado y superando las estimaciones de beneficios de los analistas, al subir un 122% respecto a los del año anterior. Sin embargo, las previsiones de la compañía para el tercer y cuarto trimestre, sin ser malas, implican un menor ritmo de crecimiento, y ese “guidance” no gustó a los inversores. Y, además, la subida del beneficio neto en el tercer trimestre no ha estado nada mal, pero ha sido inferior al impresionante 628% que subieron en el segundo trimestre.
La lección de Nvidia es que cuando se ha valorado una compañía de forma tan extraordinaria, con un multiplicador de beneficios que incluso después de la caída está por encima de 56 veces beneficios, no basta con que los resultados sean muy buenos, sino que hace falta que todo sea perfecto, que nada falle, que todo salga muy bien.
En nuestro Gráfico semanal del pasado 27 de mayo, tras la subida del valor al publicar sus números del primer trimestre, manifestábamos nuestra cautela con Nvidia tras las subidas, pero también decíamos que había que estar atentos a cualquier ventana de oportunidad. Una de esas ventanas se produjo a principios de agosto, pero luego el valor ha tenido un importante rebote, hasta los 130 dólares, sin poder alcanzar los 140 dólares de su máximo histórico.
En el gráfico se puede ver la evolución de otro valor tecnológico, Super Micro Computer (SMC), que tuvo una subida vertical a principios de año y que ha entrado en una profunda crisis tras esa subida fulgurante, crisis agravada hace unos días por un informe de la casa de análisis Hinderburg Research, que alertaba de presuntas negligencias en la contabilidad. Esta última semana SMC ha caído un 28,6%.
Es obvio que SMC no se puede comparar con Nvidia, ni por capitalización ni por calidad, como queda claro tras las dudas expresadas por el informe de Hinderburg Research. Pero a la vista del gráfico y, sobre todo, mientras no se vuelva a superar con claridad el nivel de los 140 dólares del máximo histórico de junio, no hay que descartar nuevos recortes en la cotización de Nvidia, sobre todo, si no es capaz de cumplir con los extremadamente exigentes objetivos que el mercado espera.
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