Los dos protagonistas de nuestra sección del pasado lunes, el oro y Nvidia, han logrado mantener sus altos niveles de cotización en una semana que no ha sido fácil, aunque al final haya terminado con un tono positivo.
De nuevo, el miedo de los inversores, esta vez alimentado adicionalmente por el amago de crisis bancaria en los bancos regionales norteamericanos, ha convivido con la confianza y la complacencia de los mercados, una complacencia que se ve alimentada por el relevo sucesivo de sectores y de valores.
Esta semana en Europa hemos tenido un buen ejemplo de ese relevo. Las compañías de lujo han subido con fuerza, al calor de los resultados de Louis Vuitton (LVMH). LVMH subió un 12% nada más publicar sus cifras el pasado miércoles, gracias a que sus ventas orgánicas subieron por primera vez en varios trimestres, y gracias a que el mercado chino parece estar renaciendo. LVMH ha subido un 11% en la semana, Hermès un 7,7%, Moncler un 6,7% y Dior un 9,5%.
Por el contrario, la empresa más representativa del sector defensa en Europa, la alemana Rheinmetall, ha bajado un 11,7% la semana pasada. El gráfico adjunto muestra esa evolución tan divergente de LVMH, en azul, y Rheinmetall, en rojo, la semana pasada.
Los motivos de la caída semanal de Rheinmetall podrían ser varios, como el retraso en algunos pedidos o el haber quedado el crecimiento en el trimestre por debajo de las expectativas del mercado. Pero lo que seguramente pesa más es que Rheinmetall acumula una subida en el año del 170%, incluso después de la caída del 11,7% de la semana pasada.
Por el contrario, LVMH, incluso después de esa subida del 10,9% de la semana pasada, todavía acumula una bajada en el año de un 4,7% y eso, sin duda, explica que ante datos no espectaculares, pero sí buenos, su cotización se dispare.
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