La Bolsa francesa se ha tranquilizado un poco esta última semana y el selectivo CAC 40, que traíamos a nuestra sección el lunes pasado, ha logrado subir un 1,67%, una subida semanal solo superada entre los índices europeos por el MIB italiano, que ha ganado un 1,97% en las últimas cinco sesiones.
Sin embargo, la inquietud ha persistido esta semana, aunque se ha concentrado en el bono del Tesoro francés. El bono francés a 10 años cerró el pasado viernes a un tipo de interés del 3,15%, mientras que el tipo de interés pagado por el bono alemán (bund) era del 2,4% y del bono español solo un poco superior al del francés, del 3,31%.
El gráfico muestra la cotización de los futuros del bono del Tesoro francés a diez años. Recordemos que la cotización sube cuando el tipo de interés baja y viceversa. La continuada caída del precio de los futuros del bono francés a diez años nos indica, por tanto, una subida constante del tipo de interés y, por tanto, del coste de financiación del Estado francés desde que empezó el año 2024.
La caída se ha acelerado tras las elecciones europeas y la convocatoria de elecciones anticipadas por parte de Macron. Pero igual que la semana pasada nos preguntábamos si era sostenible la divergencia entre las Bolsas americanas y las europeas, esta semana debemos preguntarnos si es sostenible la divergencia entre los bonos franceses y los del resto de los países que forman parte de la eurozona.
La respuesta debe ser, en este caso, matizada, porque por un lado el BCE desea garantizar un cierto alineamiento de las primas de riesgo de la zona euro, para que no difieran mucho las condiciones de financiación de los diversos países de la zona, pero, por otro lado, ese deseo puede no ser muy realista si, como de hecho sucede, las políticas de gasto público de cada país son decididas de forma soberana por cada gobierno, sin control centralizado.
Se podría objetar que existe el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que obliga a mantener los déficits públicos y la emisión de deuda pública dentro de ciertos márgenes, pero es bien sabido que ese pacto no funciona porque no tiene mecanismos reales de coerción.
Lo que pase en Francia no se va a quedar en Francia, porque la situación de Francia no es única, hay otros países europeos en similar posición, aunque es verdad que Francia es, en porcentaje, el país que más gasto público tiene sobre el PIB (57% frente al 46%, por ejemplo, de España). El tiempo dirá si la inquietud sobre Francia se va diluyendo o no y si finalmente hay o no contagio a otros países europeos.
Lo que pase este domingo y el siguiente en las elecciones francesas es muy importante, pero, al final, lo realmente relevante es que en la zona euro haya una política fiscal coordinada.
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