Opinión 03 noviembre 2025

El círculo virtuoso de las tecnológicas sostiene a las Bolsas, pero la liquidez ayuda


El pasado jueves, Jensen Huang, fundador y CEO de Nvidia,
decía en el foro de directores ejecutivos celebrado en Corea con motivo de la cumbre de la APEC (Asia Pacific Economic Cooperation) que la inteligencia artificial (IA) ha alcanzado un círculo virtuoso al conseguir que, gracias a las enormes inversiones realizadas, cada vez más gente utilice la inteligencia artificial, propiciando así nuevas y mayores inversiones que a su vez redundan en un mayor uso de la IA. La ampliación del mercado posibilita nuevas inversiones que, a su vez, impulsan aún más las ventas y así sucesivamente. 

Dada la velocidad a la que el uso de la inteligencia artificial se está propagando, parece ya claro que la revolución de la inteligencia artificial lleva camino de convertirse en la mayor innovación tecnológica de las últimas décadas, con un impacto superior al de internet (1995) o al de los smart phones” (2007), y con una implantación tan horizontal como en su día el uso de la electricidad o de las telecomunicaciones. Pero tal vez Jensen Huang debería dar la importancia que tiene a otro de los elementos que contribuyen a ese “círculo virtuoso” y ese elemento es la enorme capacidad de financiación que la economía ha conseguido en estas últimas décadas, una capacidad de financiación sin la cual, sencillamente, no habría sido posible la gigantesca revolución tecnológica que ha transformado el mundo en estas últimas dos décadas y media, y cuya última etapa es, por el momento, la inteligencia artificial.

Los cinco trillones (millones de millones) de dólares de valor en Bolsa que alcanzó Nvidia el pasado lunes, y los cuatro trillones que el día siguiente, martes, alcanzó Apple, no habrían sido posibles si no se hubiesen creado previamente unos mercados financieros dispuestos a financiar durante largos años la innovación, como la Bolsa Nasdaq, y si no se hubiesen generado durante largos años unas condiciones de abundante liquidez al servicio de la innovación. La buena noticia, y a ella hemos dedicado gran parte de nuestros comentarios este verano, es que la innovación financiera y el desarrollo de los mercados de capitales van a mejorar aún más la financiación de la economía gracias al dinero privado digital y a la tokenización, y esa es la otra cara del círculo virtuoso que a Jensen Huang se le olvidó mencionar en su intervención.

No lejos de Corea, en Japón, conocen muy bien la importancia de la liquidez y de la financiación, porque el Banco de Japón fue pionero en introducir los tipos de interés cero (ZIRP) y la expansión monetaria cuantitativa (QE) que han permitido a Japón, tras tres décadas y media, salir de su crisis de balance y volver a crecer. En la coctelera ha habido también, y sigue habiendo, una cierta dosis de represión financiera, con los tipos de interés por debajo de la inflación, una gran dosis de una economía japonesa eficiente y unas empresas japonesas capaces de innovar y ser competitivas a escala global.

El modelo japonés no es del todo ajeno, con las adaptaciones necesarias, a los deseos de Trump para Estados Unidos. Y la realidad es que el Nikkei supera ya de largo los 40.000 puntos que alcanzó en la burbuja de 1990. Tras subir un 16,6% en octubre y un 6,3% esta última semana, cerró el pasado viernes en un nuevo récord histórico de 52.411 puntos, con un alza desde el uno de enero del 31,4%. La nueva primera ministra Sanae Takaichi, una de esas “strongwomen” que tanto gustan a los mercados, ha sido el catalizador de esa subida, pero los verdaderos fundamentos de la misma estaban ya ahí antes de la subida de Takaichi.

De la misma forma, los nuevos récords de la semana pasada en las Bolsas norteamericanas responden a causas profundas, que son las que han permitido, tal y como preveíamos al finalizar nuestro comentario de la semana pasada, un fin de octubre tranquilo en las Bolsas, a pesar de que las tres grandes citas de la semana (Fed, reunión Trump-Xi Jinping y resultados de las “big five”) han dado señales mixtas. La Fed bajó los tipos un cuarto de punto, pero Powell advirtió en la rueda de prensa que una nueva bajada en diciembre no está garantizada; la reunión de Trump y Xi Jinping se ha saldado con un nuevo compás de espera y los resultados de las cinco grandes tecnológicas han sido muy buenos, pero no en todos los casos bien recibidos por los inversores.

Al final, octubre ha sido un mes extraordinario, con algunas subidas mensuales espectaculares, como la ya citada del 16,6% del Nikkei, la del 4,8% del Nasdaq o la del 3,6% de nuestro Ibex, subidas aún más llamativas si tenemos en cuenta que venimos de seis meses consecutivos de alzas, sin apenas descanso. Pero, sobre todo, octubre ha sido importante por confirmar algunas tendencias. La primera es que las Bolsas norteamericanas toman de nuevo el liderazgo de la mano de las tecnológicas. Se ha pasado así de una narrativa inicial, la del primer trimestre del año, en la que se vaticinaba un desplome del dólar y un peor comportamiento de las Bolsas norteamericanas frente a las europeas, por culpa de Trump, a una aceptación casi entusiasta, por parte de los mercados, del modelo propuesto por Trump, que ahora se ve como impulsor de un nuevo ciclo de crecimiento global.

El dólar está en 1,15 frente al euro y las grandes tecnológicas estadounidenses han vuelto claramente al liderazgo bursátil. En octubre, el Nasdaq 100, que representa a las grandes tecnológicas norteamericanas, ha subido un 4,8%, el doble que el 2,4% que ha subido el Eurostoxx. La semana pasada, última del mes de octubre, ha confirmado esas tendencias. El Nasdaq ha subido un 2,2%, y tanto el Dow Jones como el S&P subieron un 0,7%, mientras que en Europa el Stox 600 ha caído un 0,67% en la semana, el Eurostoxx un 0,2%, el Dax un 1,2% y el Cac un 1,3%. Es verdad que hay algunas Bolsas europeas que han subido, como el Mib, que ha ganado un 1,6% en la semana, y nuestro Ibex, que ha subido un 1,1% en la semana, en gran medida, en ambos casos, gracias a los bancos y sus buenos resultados trimestrales. El índice bancario europeo ha subido un 3,6% en la semana.

Noviembre, un mes que históricamente es alcista, empieza con buen tono, pero también con cierta sensación de “fatiga alcista” y con un ruido de fondo de corrección a la vista. Lo que ha pasado en las grandes tecnológicas, con Meta cayendo un 12,2% en la semana tras unos buenos resultados y con Microsoft recortando un 1,1% en la semana pese a superar expectativas de beneficios, es una señal de aviso. Aunque a la vez Amazon y Alphabet han subido más de un 8% semanal tras sus resultados, Apple un 2,9% y otras grandes tecnológicas que no presentaban resultados también han subido, como Nvidia un 8,7%, Marvel un 11,4%, Broadcom un 4,4% o Tesla un 5,2%.

Esta semana publican resultados Palantir, AMD, Super Micro Computer, Shopify, Uber, Amgen, Pfizer, McDonald's, Qualcomm y Airbnb, y en Europa compañías como Siemens, Rheinmetall, Telefónica o BMW, entre otras.

Seguimos sin ver mucho recorrido adicional al alza y, de hecho, lo normal es que hubiese algún tipo de corrección, si no fuese porque tantos la desean.

 

 


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