La imposición de nuevos aranceles (tariffs) por parte de la Administración Trump será una realidad, aunque su entrada en vigor será gradual en el tiempo y discriminada por productos y países. Es una mala noticia, cuyos efectos van más mucho más allá de una eventual subida de la inflación.
El nuevo secretario del Tesoro, Besset, ha explicado los objetivos que tiene la imposición de aranceles: combatir prácticas de comercio injustas, generar ingresos fiscales y presionar a terceros países respecto a las demandas de Trump, es decir, utilizarlos como arma de negociación.
Los aranceles son un tributo que se aplica a los bienes y servicios cuando atraviesan la frontera de un determinado país (por ejemplo, un móvil chino Xiaomi que se exporta desde China a Estados Unidos). El arancel lo paga el importador en la frontera (por ejemplo, Walmart). No lo paga ni el país de origen (China), ni la compañía exportadora (Xiaomi). Ahora bien, ante la imposición de aranceles a cualquier producto el importador tiene distintas opciones:
- Negociar con la empresa exportadora para que rebaje el precio del producto, reduciendo el exportador su margen de beneficio (reduciendo Xiaomi el precio de venta del móvil a Walmart). El gran perjudicado sería la empresa exportadora (Xiaomi), que vería mermados sus beneficios, salvo que desplace la venta de dichos productos a otros mercados.
Cuando la primera Administración Trump impuso aranceles a algunos productos chinos en 2018 no se produjo un aumento de la inflación, entre otras causas, porque las empresas exportadoras chinas asumieron entre el 79% y el 85% de los aranceles contra sus márgenes.
- Asumir el coste del arancel como un mayor coste y no traspasar el incremento de costes por el arancel al precio de venta final.
Como consecuencia, el beneficio de la empresa importadora (Walmart) se verá mermado, pero el arancel no tendría efecto sobre la inflación.
- Trasladar el incremento de costes por el importe del arancel al precio de venta final.
En este caso, sí se generaría un efecto inflacionista, al producirse un aumento de los precios de venta al consumidor final (aumenta el precio de venta al público del móvil Xiaomi en Walmart).
El coste del arancel sería asumido en parte por la empresa exportadora (Xiaomi), reduciendo su margen de beneficio, en parte por la empresa importadora (Walmart) reduciendo también su margen y, en parte, por el consumidor final. El efecto inflacionista sería limitado.
- Importar desde otro país cuyos productos no estén sujetos a los mismos aranceles.Esta es una de las causas que explica el traslado de la fabricación de numerosos productos desde China a otros países. Aunque con cierto decalaje de tiempo, al final dichos productos procedentes de terceros países acaban soportando también aranceles.
Estados Unidos y la Unión Europea ya han impuesto aranceles a paneles solares fabricados en Malasia, Tailandia, Vietnam y Camboya por empresas chinas.
- Buscar un productor en el propio país que produzca dicho producto.
En una larga entrevista a Trump antes de las elecciones mencionó explícitamente que, si el CEO de Apple le dijera que los aranceles a China perjudicarían a su compañía, al fabricar un elevado porcentaje de sus productos en el gigante asiático, le diría que la solución es muy sencilla: trasladar la producción a Estados Unidos.
Esta opción supondría un aumento de los costes de producción de dichos productos para Apple. O bien se reduciría su margen de beneficio, o aumentaría el precio de sus productos, o una combinación de ambos.
Es lógica la preocupación por el previsible aumento de los aranceles por parte de la Administración Trump que, a su vez, llevará a represalias por parte de sus socios comerciales. Los aranceles son un impuesto más, que aumenta la recaudación del país que los impone y reduce el beneficio de los exportadores (Xiaomi) y/o de los importadores (Walmart) y/o incrementa el precio del producto final, o las tres cosas a la vez.
Para las empresas españolas y europeas, los aranceles supondrán menores ventas o menores márgenes. Los aranceles son tan negativos como las subidas de impuestos o el encarecimiento del factor trabajo, aunque estas últimas tengan mucha menor repercusión mediática.
Artículo escrito por Jesús Sánchez-Quiñones, Consejero-Director General de Renta 4 Banco, en El Economista.
Jesús Sánchez-Quiñones González
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