La desescalada arancelaria ha impulsado a las bolsas, que pasan de un excesivo pesimismo a principios de abril, con el anuncio de los agresivos aranceles recíprocos, hasta la actual zona de complacencia.
Sin embargo, tanto el dólar como la deuda americana se mantienen débiles, ante la creciente preocupación por las finanzas públicas de EE.UU., donde destaca la rebaja de rating de Moody´s, que deja a la deuda americana sin triple A por ninguna de las tres grandes agencias de calificación crediticia, ante unos déficits que no dejan de crecer, y con la presión adicional de la “Big Beautiful Bill” de Trump. Esta situación cuestiona la disposición de los no residentes a financiar a EE.UU., a la vez que las finanzas públicas europeas también se ven tensionadas por la necesidad de un mayor gasto en defensa, mientras que en Japón se mantiene el riesgo de repatriación de capitales ante la fuerte subida de las TIRes largas y la reducción del retorno de los “carry trades”.
En el plano comercial, y tras las treguas anunciadas por Trump hasta el 9 de julio a nivel general y 12 de agosto en el caso de China, se ha añadido un nuevo ángulo, el judicial, con el intento de bloqueo de los aranceles recíprocos y al fentanilo por parte del Tribunal de Comercio Internacional. Por su parte, Trump ha apelado la decisión del Tribunal y podría buscar vías alternativas para implementar su política comercial, fundamentalmente vía aranceles sectoriales que no se ven afectados por este bloqueo judicial, aunque estas opciones podrían llevar un tiempo más largo de implementación.
A nivel de crecimiento, y aunque el impacto de los aranceles será negativo, por el momento es difícil de cuantificar. Hasta ahora, lo que hemos visto ha sido deterioro en lo que llamamos “soft data” (encuestas), pero el “hard data” (datos de actividad real) sigue aguantando bien, lo que sugiere que nos podríamos enfrentar a una desaceleración económica, pero no a una recesión en EE.UU., la economía más afectada por los aranceles.
Mientras tanto, la inflación mantiene una evolución positiva, a la baja, sin efecto por el momento de los aranceles en el caso americano y con el apoyo en el caso europeo de la apreciación del euro y la caída del crudo. Ahora bien, el último conflicto en Oriente Medio, que enfrenta a Israel e Irán, introduce un elemento de presión inflacionista vía mayor coste energético en caso de que los ataques tengan un impacto relevante en infraestructuras energéticas clave o se pongan en riesgo importantes rutas de suministro (Estrecho de Ormuz que concentra un tercio del crudo y gas comercializados por vía marítima).
En este entorno de incertidumbre sobre crecimiento e inflación, esperamos que los bancos centrales mantengan por el momento una actitud de “esperar y ver”, con el mercado descontado solo dos recortes de 25 pb en el caso de la Fed para después del verano al haberse moderado las expectativas de recesión. En cuanto al BCE, y tras una bajada total de 200 pb, se siente cómodo con el nivel actual de tipos y estaríamos cercanos al final del actual ciclo de recortes, con el mercado descontando sólo una bajada más de 25 pb para después de verano.
En el plano empresarial, al igual que el impacto de los aranceles es aún limitado en la macro, también lo es en los resultados de las compañías, donde hemos visto cierta revisión a la baja de los BPAs esperados, pero manteniéndose en tasas de crecimiento razonables a la espera de la definición final de los aranceles y su impacto y, eso sí, con la incertidumbre arancelaria obligando a la retirada de guías en varios casos.
En este contexto, las valoraciones bursátiles vuelven a situarse en niveles exigentes en EE.UU. y Europa (no así en España), lo que sugiere una baja tolerancia a noticias negativas en el corto plazo. De esta forma, y aunque seguimos constructivos en renta variable a largo plazo ante la previsible ausencia de recesión global, a más corto plazo nos mantenemos cautos ante unos mercados que prácticamente han vuelto a máximos históricos tanto en EE.UU. como en Europa pese a los riesgos latentes (de corte comercial, geopolítico).
Los próximos 30 días deberían arrojar más luz especialmente sobre la situación arancelaria a nivel global (9 julio fin negociaciones comerciales en la mayoría de países, salvo China 12 agosto), lo que podría traducirse en un incremento de volatilidad que podría dar mejores oportunidades de compra en bolsa.
Nuestro posicionamiento (cartera dinámica) se mantiene sin apenas cambios, con un 42% en Renta Fija y duraciones cortas (en torno a 2,5 años) al no ver valor en alargar duraciones ante los riesgos sobre las finanzas públicas, y un 58% en renta variable, donde reiteramos que seguimos constructivos a largo plazo y más prudentes a corto. Asimismo, el oro se mantiene como una opción interesante ante el crecimiento de la deuda pública, las compras de bancos centrales y su capacidad de cobertura frente al riesgo geopolítico y la inflación.
Para mayor detalle, podéis consultar el documento completo de nuestra Visión de Mercado.
Natalia Aguirre Vergara
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