La semana comenzó con fuerza para Bitcoin (BTC), que tras un repunte moderado durante el fin de semana logró superar los $110.000 en la tarde del lunes, acercándose peligrosamente a su máximo histórico marcado en mayo.
Este avance se produjo a pesar (o precisamente por) la ausencia de titulares disruptivos tras una semana agitada por el enfrentamiento mediático entre el presidente Donald Trump y Elon Musk.
En este contexto de menor ruido geopolítico, el mercado respondió positivamente, ignorando incluso eventos potencialmente negativos como el hackeo del exchange taiwanés BitoPro o el descenso en la actividad de red de BTC a mínimos de un año.
El movimiento alcista ha sido acompañado por un renovado apetito institucional. BlackRock ha vuelto a romper récords con su ETF de bitcoin al contado ($IBIT), que ha alcanzado los $70.000 millones en solo 341 días, cinco veces más rápido que el ETF de oro que ostentaba el récord anterior. Fidelity, con $31.000 millones, queda en un distante segundo lugar.
Este interés se refleja también en las cifras de empresas con exposición a Bitcoin en sus balances: ya son 126 las empresas cotizadas que mantienen bitcoin en balance, acumulando más de 819.000 BTC.
El entusiasmo no se limita a Bitcoin. El debut bursátil de Circle, emisor de USDC, ha captado gran atención: su acción (CRCL) alcanzó un máximo intradía de $138, un 347% por encima de su precio inicial la semana pasada. Aunque cerró el lunes en torno a los $115, su volumen y volatilidad han sido señales de fuerte demanda, impulsada por compras de entidades como SBI Holdings y ARK Invest, mientras que Bitwise y ProShares ya han presentado solicitudes para lanzar ETFs sobre la acción.
En paralelo, los movimientos regulatorios han cobrado protagonismo. Estados Unidos avanza hacia una arquitectura normativa para activos digitales con el respaldo bipartidista al FIT21 Act, el STABLE / GENIUS Act y, más recientemente, el CLARITY Act, que aclara el estatus legal de los activos digitales y proporciona un marco funcional para emisores y plataformas. El Congreso parece decidido a evitar que EE. UU. pierda liderazgo en una tecnología que podría redefinir el sistema financiero global.
A nivel macro, los datos de inflación han sorprendido positivamente: el IPC subyacente de mayo subió solo un 0,1% mensual, menos de lo esperado. Esto aumenta las probabilidades de que la Reserva Federal recorte tipos en septiembre, lo que podría beneficiar a los activos de riesgo, incluido el cripto. Sin embargo, el mercado sigue bajo la sombra de la geopolítica: el precio del petróleo ha subido tras reportes de ataques israelíes a Irán, alimentando la búsqueda de refugio en oro y francos suizos y presionando brevemente a la baja a Bitcoin, que sigue comportándose más como activo de riesgo que como un valor refugio.
Finalmente, el optimismo también se extiende al universo DeFi. La apertura de la SEC a ETFs basados en altcoins como Solana y su enfoque más amigable hacia protocolos de staking ha sido interpretada como un cambio de paradigma.
Con fundamentos estructurales en ascenso, apoyo institucional creciente y un entorno macro cada vez más favorable, el mercado cripto entra en una fase decisiva. Pero como siempre, habrá que mantenerse atentos al imprevisible pulso de la política monetaria y geoestratégica global.